Ha llovido por la noche, pero por la mañana el camino
ya está seco y se puede pasar. En Towama vienen unos cuantos y después vengo a
decir la misa en Madonna, donde hoy hay mucha gente. Les animo a sentirnos
enviados como Jesús lo hizo con los apóstoles y a hacerle presente durante el
día.
Voy a ver al servidor de internet, porque la cosa no
funciona bien y no me ofrecen mucha solución, por lo que habrá que seguir
teniendo paciencia. Después voy a una entrevista con el obispo que le había
pedido el otro día y fue agradable el encuentro. Está a punto de partir en
viaje a América y el ajetreo de la preparación se nota, pero hablamos muy
cordialmente en particular de los pueblos y de la construcción de la iglesia en
Nagoyon.
En casa están preparando las cosas para poner un nuevo
sintasol en el suelo en la sala de estar y hay movida de muebles en los pasillos.
Al final suelo nuevo y todos contentos.
Intento ir a los pueblos, pero me quedo en el intento,
pues también trato de organizar el camión que nos traerá arena para la
construcción y tras muchas promesas, finalmente aparecen ya a hora que es
demasiado tarde para ir a pueblos, pero si por lo menos tengo la promesa de que
mañana habrá arena, bien vamos.
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