Voy a decir la misa a Madonna y lo hago con el
vehículo de la comunidad, pues el de los pueblos está averiado. El mecánico
viene, incluso en domingo, y se pasa el día intentando resolver algo en lo que
se le pasa el día y sólo al final de la tarde logra presentarse con el vehículo
reparado.
Digo la misa en Madonna y luego voy a Towama, donde la
gente sigue llegando tarde y el coro además de llegar tarde no ha preparado
bien las cosas, pero en el evangelio piden paciencia y trato de tenerla en la
práctica, pues es lo que se necesita ahora y aquí. Por lo menos han limpiado ls
manteles y las manchas de cera del altar y alrededores, que también es algo
positivo.
Para mi sorpresa, después de misa han convocado una
reunión a la que me quedo, pues tampoco me han invitado, pero veo que quieren
hacer equipos de gente para encargarse de servicios que se necesitan en la
iglesia. Les animo a que lo hagan con grupos que se encuentren para rezar que
es una de las formas de mantenerse unidos y la reacción es de sorpresa, pero de
apoyo a lo que les digo y se forma un grupo de lectura de la Palabra de Dios,
que nos reuniremos por la tarde.
Después de comer y descansar un momentito, voy a
Nagoyon para la misa. Me acompaña un señor de la parroquia que sigue a las
parejas que se preparan para casarse y la conversación que tenemos es
interesante y explicativa de lo que vivimos en la iglesia.
A la llegada ya hay algunos que esperan y están
rezando el rosario. Comenzamos un poco antes de la hora, pues ha comenzado la
lluvia y nos acompaña durante toda la celebración.
Vuelta a casa con el vehículo cargado y me paro en
Towama para organizar el grupito de gente que quieren leer el
evangelio. Les animo en la lectura y espero que la semana que viene haya algo
que compartir.
En casa tenemos luz y hablo un rato con el mecánico
que ha reparado el vehículo y le acerco a su casa, pues la lluvia continúa.
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