Como no voy a los pueblos no tengo que madrugar y
amanece estando en la cama. Dedico mucho rato a leer y luego con la luz del día
veo para el aseo y lo demás.
Después del desayuno estoy un rato en la entrada
saludando a los que llegan para la misa de aquí. Luego voy a la otra parroquia
donde están abriendo las puertas de la iglesia. Madonna es la segunda parroquia
que tenemos y decimos la misa a las ocho. Hay alrededor de quinientas personas
y luego voy a decir la misa a un pueblo y en otro lo hago por la tarde, así
tengo el día completo.
En casa cuando llego me tomo un plato de arroz y me
voy a dormir. Joseph ha ido dos días a visitar a gente conocida y Christian
tiene reuniones con jóvenes y monaguillos.
En Nagoyon la vida sigue y están esperando ya unos
cuantos, mientras otros van llegando de otros pueblos. En la homilía me hacen
ver cuando les pregunto, que están viviendo una auténtica realidad del
evangelio, que ellos nunca habían pensado en poder tener la iglesia que están
construyendo y eso les hace estar contentos y dar gracias a Dios. Me parece una
cosa interesante, ver cómo ellos ven la presencia de Dios en sus vidas y me
hace sentirme contento y dar gracias a Dios por ellos.
Cuando vuelvo traigo un cargamento de leña para los
que van a preparar el campamento de los jóvenes, pues sé que les hace falta y
eso me hace tener un rato de charla con Christian, que además tiene un buen
catarro. Acepta el cambio que le han hecho, le envían a Nigeria, y creo que
está contento de volver a su país.
Logro hablar en skype con mi hermana en América y me
hace ilusión, pues hace varios días que no ha habido manera de comunicarnos.
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