Estuvimos
por la noche largo rato con luz, pero no llegamos a la mañana. Tampoco se
pueden ver las estrellas porque está nublado. Después de un ratito de rezo en
casa, voy a Towama. Hoy hay más gente que la semana pasada, pues no llueve.
Hablo un ratito con alguno de ellos y cuando vuelvo me entero que ha fallecido
la madre de una monja que suele venir a misa regularmente a la parroquia. Vamos
a saludarla a su casa y manifestar nuestra cercanía en esos momentos.
Después
me preparo para ir a ver lo que pasa en la construcción de la iglesia a la vez
que les llevo unas galletas que aprecian mucho los que trabajan. Están a buen
ritmo, han comenzado a poner bloques en la zona delantera de la construcción y
van bien las cosas, pero siguen sin traer la arena, así que yo espero a que la
traigan para también hacer mi aporte.
También
vuelvo acompañado y con algunos que vienen a la reunión de los jóvenes de la
parroquia. Sigue el ambiente y a la hora de comer somos algunos más, aunque no
muy a la misma hora todos.
Me
voy a dormir un rato y me dan un masaje en la espalda que noto
positivamente, pues me siento despejado del agarrotamiento que llevaba encima.
Después hay convocada una reunión en la catedral con los candidatos para
precisar opciones y decidir cómo hacer, pero después de esperar un rato, no se
hacen presentes los otros interesados y yo aprovecho para llevar a la madre del
misacantano al mercado donde hace sus compras y la traigo a su casa, para acto
seguido salir a rezar al mismo pueblo que ayer. Hoy había más gente, pues no ha
llovido y he repartido cincuenta estampas entre los presentes, animando a todos
a seguir rezando a María en sus casas y a llevar la bendición que les doy a los
que están con ellos.
Vuelvo
acompañado, en casa hay luz y veo las noticias y hago la crónica.
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