Salgo
temprano hacia los pueblos y llevando la comida de los que trabajan en la obra.
Es algo que hago cada semana, dar comida que ellos preparan a los que vienen
como obreros voluntarios. Como somos pocos, hasta los musulmanes del pueblo han
aceptado ayudarnos en el trabajo y envían a dos jóvenes como refuerzo.
En
Nagoyon hay gente rezando el rosario. Comenzamos a la hora y celebramos la
ascensión, que no hicimos el jueves. Me parece que les dice más la ascensión
que le séptimo domingo y hago lo mismo en los otros sitios.
La
asistencia es lo normal y hoy hay muchos que aprovechan el vehículo. Cuando las
lluvias llegan y los caminos se hacen difíciles, también a las motos les cuesta
llegar a los pueblos y los precios aumentan, por lo que la gente busca los
medios que puede para desplazarse.
Cuando
llego a casa los que iban a viajar ya han salido. Como el plato de arroz que
nos traen los domingos y duermo un rato antes de salir para la reunión que
tenemos cada domingo fin de mes con los líderes de las comunidades. Hoy es en
Tikonko, el pueblo que es centro de la comarca, pero donde la comunidad no es
nada consistente y bastante del tiempo lo pasamos en ver los problemas que la
comunidad tiene y otros pueblos les dan consejos para su situación, que en
realidad es que no hay un grupo que se junte para rezar y los líderes no son lo
suficientemente regulares y comprometidos con su tarea.
Creo
que cuando les hablo ven que quiero estar con ellos, pero el problema es que
ellos no están con regularidad, algo que sí pasa donde estamos construyendo la
iglesia y a quienes pongo de ejemplo de trabajo y dedicación.
Cuando
acabamos, las mujeres han preparado un plato de arroz para todos los presentes
y, como no han venido de varios pueblos, invito a los que he traído a ir a ver
la construcción que estamos haciendo en Nagoyon y así puedo llevar a su destino
a los que han venido andando, además de que los que no conocen, vean lo que se
está haciendo.
Después
de ver la construcción, también rezamos el rosario con los que vienen y vamos a
Balei donde están haciendo semilleros con moringas y me han invitado a
visitarles. Creo que es bueno que veamos los sitios donde están y lo que hacen
unos y otros y nos animemos en lo que cada uno realiza. El trabajo es lento,
pero es la forma de estar con ellos y de que vean que son capaces de hacer algo
bueno y compartirlo con los demás.
Vuelvo
a casa, estoy solo, hay luz, pero sólo cinco minutos. Luego aparece Christian
que también viene de una reunión y más tarde por sorpresa, también viene
Joseph, a quien esperábamos mañana, pero se ha dado cuenta de que tenía
encuentros con gente y ha preferido volver hoy, no sin hacer un gran esfuerzo
conduciendo.
Me
voy a la cama y espero que durante la noche vuelva a aparecer la luz y pueda
hacer el trabajo que esperaba, cosa que estoy haciendo ahora.
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