Nos levantamos y vamos a rezar a la
capilla. Hay algunos que han venido a rezar y entre ellos una monja que no
sabía que como es último sábado de mes toca limpieza hasta las diez y no se
hacen actividades antes de esa hora.
Digo la misa con la monja y mientras
Joseph está limpiando las hierbas de un trocito de terreno donde ha plantado
maíz y que está creciendo a buen ritmo, pues la temperatura es ideal para esta
planta. Joseph tendrá la misa por la tarde.
Viene Agustín, el salesiano que está de
vacaciones y charlamos un rato. Luego preparo las cosas para la tarde y para
mañana.
Después de comer estamos un rato de
conversación con Joseph y Agustín, y luego me voy a los pueblos pasando por el
hospital donde hay alguien que pertenece al grupo de parejas y a quien visito.
Las cosas van mejor de lo que me esperaba.
En el primer pueblo busco a los que van a
venir a la reunión y los voy encontrando. Luego voy a Balei y quiero ver el
pozo, pues ha llovido abundante, pero el nivel del agua no ha subido aún lo que
me imaginaba. Sí están creciendo cada día las otras cosas que se han plantado
en el terreno de la escuela: maíz, sandías, cacahuetes… Y también veo que los
maestros han seguido el trabajo de marcar los puntos en el terreno que había
dejado a medio hacer ayer, por lo que les felicito por lo realizado.
En la reunión de parejas hay dieciséis
adultos, más que nunca, aunque sólo sean cinco las parejas que están presentes
los dos y también hay algunos espectadores. El encuentro transcurre por los
términos previstos y cuando acabamos vengo a Tikonko donde hago el catecismo
antes de ir a rezar el rosario en una casa.
En los pueblos la lluvia caída ha sido
abundante y los riachuelos han comenzado a dejar correr el agua, pero es sólo
un rato. Quedan varias lluvias antes de que los arroyos comiencen a ser
corrientes continuas de agua.
En casa sin luz y sin generador, me
voy pronto a la cama y esperemos que
durante la noche o mañana la luz se nos presente más fácil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario