La oración de la mañana la hacemos con luz
y con calma, pues hoy no hay misa en la parroquia, sino más tarde en la
catedral. El desayuno es calmado y después le dedico un buen rato a la lengua y
a leer el evangelio de mañana, que se presenta bastante complicado.
La misa empieza a las diez y tenemos para
tres horas. Es la misa de acción de gracias por los cinco años de existencia de
la diócesis y hay muy buena colaboración y participación, aunque la iglesia no
está llena, pero por lo menos hay alrededor de cincuenta curas y varios
obispos. Me ha dado la impresión de que había algunas cosas que no estaban muy
pensadas, pero por lo menos la cosa ha salido bien, el obispo ha estado bien en
la homilía y los momentos del final de la misa no han sido demasiado largos.
Después de la misa hay la mesa, que hoy
nos arregla, pues no tenemos cocinera, aunque lleva un rato el que las cosas se
pongan en marcha, pero la comida es buena y agradable, además de estar bien
servida.
Volvemos a casa y me echo un rato la
siesta antes de salir hacia los pueblos, donde me esperan la reunión de parejas
en Nagoyon, que hoy es un poco especial. Hay gente nueva y pocos de los
antiguos. Además de la reunión como los demás días hoy les presento un resumen
de la carta del papa sobre el matrimonio y también hablamos de reforestación,
en especial pensando en los maestros y alumnos de la escuela de Balei, desde
donde vamos a comenzar la campaña de plantar árboles.
Para acabar la reunión vamos a saludar a
la mujer de Anthony, que ha vuelto del hospital y rezamos y les damos la
bendición, cosa que me parece que les ha gustado, además de estar envueltos
entre gente que no viene a rezar y que lo hagamos delante de ellos…
En Tikonko el catecismo va siguiendo sus
derroteros. Hoy hay gente y las cosas van por sus cauces. Uno de los que han
venido que tiene que venir con su mujer me dice que va a venir, y sí que llega,
lo que me sirve para hacer comentarios a los demás y hacerles ver que lo que
tienen que hacer es rezar juntos y después actuar de la forma que Dios nos
pida.
Como estamos en mayo, al final del
catecismo la gente entra en el vehículo y vamos a rezar a casa de una familia y
de nuevo allí les invitamos a rezar al matrimonio que vive en la casa. La
cantidad de gente no es mucha, pero poco a poco iremos adelante.
En casa estamos sin luz y encendemos el
generador para cenar y leer el periódico por encima, pues no hay mucho tiempo
para más, ya que mañana espera día largo.
Y de hoy me queda el recuerdo de la acción
de gracias por el milagro que es la diócesis y pedir a Dios que nos siga
protegiendo como hasta ahora lo ha hecho.
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