Amanece tranquilo, pero pronto se desata la lluvia. La luz
nos acompaña y permite las labores ordinarias del aseo sin problemas; para la
misa se nota que la lluvia está presente, pues hay menos gente que de
ordinario. Tampoco ha venido el profe, pero yo le dedico un rato a trabajar la
lengua y a leer lo que toca para esta semana.
Leo, preparo lo que tengo que hacer durante la semana,
limpio la habitación y me traen el agua que seguimos utilizando para la ducha y
el aseo, pues no hay aún instalación de tuberías y para comer nos las apañamos
con lo que hay del contenedor y lo que nos han traído ayer.
Después de la comida y un rato de siesta, entro en el
correo y veo que han llegado los nuevos destinos para el curso que viene.
Tenemos algunos cambios, viene un cura nuevo y un trienal y tendremos que
organizarnos para ver cómo responder a los retos que tenemos por delante.
Durante la cena, que Joseph ha pedido a alguien que prepare, un agradable
pescado, comentamos los cambios y lo que nos espera. La cosa no está fácil,
pero intentaremos hacer lo que podamos para bien de todos.
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