Amanece tranquilo y en calma, con el frescor de la lluvia
de ayer y sin luz, pero el generador nos permite celebrar una misa agradable.
Después del desayuno tengo un rato de conversación con
Joseph y vemos el momento para ir de vacaciones los trienales y lo que tenemos
entre manos de la casa y reuniones.
Como el coche ha amanecido con una rueda pinchada, me paso
un buen rato para arreglarla, y al mismo tiempo haciendo limpieza de la habitación
y colada.
Recibo una llamada del provincial y me pregunta si estoy
dispuesto a seguir en el trabajo que estoy haciendo y encargarme de algo más, y
le respondo que lo que me pida y lo que pueda hacer, estoy encantado de hacerlo
y a disposición para lo que necesite.
Espero encontrarme con alguien que me ha dado cita, pero no
aparece y al final me voy a los pueblos con los papeles para firmar, pero sin
quien me había prometido acompañarme. Entrego los papeles a quien tiene que
firmar y me dice que se tomará un par de días para saber con certeza si están
de acuerdo los donantes del terreno y vecinos.
La reunión de parejas va marchando. Hoy por primera vez
hemos sido una veintena los adultos presentes, había siete parejas y el resto
desemparejados, pero con esperanza de arreglar la situación. Hay desde los que
empiezan a los que están consolidados y varias parejas que no están presentes
por estar la granja lejos.
Les he hecho ver de nuevo la característica de la buena
noticia de Jesús, que hombre y mujer llegarán a ser uno, algo que la tradición
no sabe ofrecer y otro aspecto importante, les invito a que miren a los críos
que tenemos alrededor y a ver cómo las parejas que rezan juntas, tienen unos
críos muy felices, mientras que las que tienen problemas, la realidad es
diferente. Creo que les ha llamado la atención la observación, pero es la
realidad bien diáfana. Y así les he invitado a que estén unidos para tener a
sus hijos felices.
En Tikonko hay dos para el catecismo y después de esperar
un rato y ver que no hay más candidatos, me vengo a Towama, donde encuentro al
coro ensayando y me paro un rato con ellos intentando ayudarles en lo que es la
preparación de los cantos de mañana, que tienen problemas porque han cambiado
el calendario litúrgico.
Estoy contento de haber podido encontrar a los del coro y
pasar un rato con ellos y estoy seguro que la misa mañana será bien diferente
de otras veces.
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