Es la conmemoración de María Auxiliadora,
pero no se ve mucho porque es un domingo. A la hora de ir a los pueblos cae una
fina lluvia, pero en el camino la pierdo y en los pueblos hay día claro. Los
del primero están a la hora y rezan el rosario antes de comenzar la misa. Trato
de hablarles de la cercanía del Dios del que nos habla Jesús y me refiero a la
experiencia que ellos mismos tienen en las parejas y les animo a vivir esta
experiencia como un regalo de Dios y a darle gracias. El ambiente es bueno, el
espacio reducido y los críos se hacen oír, pero es lo que tenemos y fuera de la
iglesia ahora no es posible, todo está mojado y la lluvia puede llegar en
cualquier momento. Y al final se apuntan al vehículo también un buen número.
En Tikonko las cosas cambian, la gente
llega con retraso, pero hoy son
numerosos y hay varios de fuera. La mujer del jefe ha traído a alguien que les
ayudará a plantar los árboles que ella ha hecho traer y les invito a que lo
vivan como experiencia positiva y que aprendan y luego ellos mismos los planten
también en sus granjas. La hora me impide estar más con ellos, pues tengo el
pueblo siguiente y el camino es cada vez más penoso de recorrer por estar lleno
de baches.
Por lo menos en la celebración ha salido
varias veces la referencia al pozo que tienen y cuando me dicen gracias, les
respondo que la forma de manifestarlo es implicándose en las actividades que se
les proponen y en primer lugar en la presencia regular… Esperemos que sea una
realidad y no se quede en un bello deseo.
En Towama las cosas transcurren por los
mismos derroteros. Yo he llegado un poco más tarde que lo habitual a cuenta del
estado del camino y en general llegan tarde, pero de forma especial los del
coro, que al comenzar no había ninguno… No les digo nada, pues ya son
conscientes de ello y al final el número de los presentes es aceptable. La
imagen de un Dios que perdona no es compatible con echarles el perro, por lo
que hoy intento mantener la calma y veo que al final ellos mismos reconocen la
tardanza… Esperemos que la semana que viene la situación mejore. Creo que María
Auxiliadora ha hecho también su trabajo en la mañana de este domingo.
El domingo nos suelen preparar comida que
nos dan en el ofertorio de la misa. Hoy lo que me han dado en los pueblos me
parece bastante aceptable, pero cuando llego a casa y lo comparo con lo que han
traído a la parroquia, veo que es muy inferior, y es que parece ser que la
señora que ha preparado la comida en la parroquia es una entendida… Hay cuatro
platos diferentes: fideos secos, cuscús, ensalada rusa y pescado, mientras que
en lo de los pueblos hay arroz y salsa para acompañar. Estoy acostumbrado a
comer lo que me ponen delante, pero también sé distinguir entre plato y plato y
hoy, además de comer, he disfrutado del hecho de tener donde elegir y la calidad
de lo que se me ofrecía, en particular del pescado.
Tengo cansancio y duermo bastante tiempo
la siesta. Después intento arreglar la rueda que se pinchó ayer y me dicen que
no tiene remedio. No es un pinchazo, es un reventón provocado por uno de los tocones
salientes que quedan cuando cortan la maleza para limpiar el camino… Así que he
buscado una rueda de las que había retirado y la he puesto en el repuesto y a
ver si así tira durante el tiempo que me queda antes de las vacaciones.
También ha hablado un rato con Andreas, el
encargado de la oficina de desarrollo en la capital que ha vuelto de un curso
de formación y está preparando una visita por aquí. Por ahora le he dado la
relación de los pozos que hemos hecho este año y hemos quedado de vernos para saber
el estado de las finanzas y afrontar los nuevos proyectos.
Más tarde hablamos un rato Joseph y yo y
hacemos planes de diversas pequeñas obras que queremos hacer en los alrededores
de casa antes de meternos con las obras de la casa. Hay un rincón que puede ser
un buen sitio para recibir a la gente y para encuentros, está al aire libre y
sin mucho ruido. Tenemos la capilla de la adoración que recibimos a medio hacer
y es hora de acabarla, además de plantar arbustos para aislarnos del polvo en
la estación seca. En ello estamos y esperamos poder hacerlo sin tardar, lo
mismo que tener el agua corriente en casa.
Estamos un rato en la capilla y después
rezamos el rosario juntos. Cenamos las sobras del mediodía y la luz se va, pero
por suerte sin tardar mucho vuelve y podemos disfrutar de hacer las cosas sin
la linterna en la mano.
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