Voy a rezar con la gente de Towama. Además de los de
siempre hay un grupito de estudiantes de la uni que se unen y a los que al
final invito a hacer catecismo. Esperemos que la semana que viene, a esta misma
hora, estén disponibles.
A la vuelta a casa no encuentro al mecánico y espero una
mejor ocasión, pues parece que los ruidos del coche de ayer han desaparecido.
Hablo con la monja de la uni y le llevo la máquina de coser
que teníamos en espera del momento de darla a la señora que tiene el hijo sin
brazos ni piernas. Ha encontrado un grupito de estudiantes dispuestos a
acompañarla en el trabajo y juntos se proponen hacer alguna cosa para ayudar a
los que lo necesitan. Les animo en el trabajo y les prometo mi apoyo en lo que
pueda.
La reunión de los monaguillos que habíamos previsto para
esta tarde en el pueblo, no tiene lugar, pues se han ido con los críos
musulmanes que están festejando el fin del ayuno. Y es que para las fiestas,
todos se apuntan.
Estamos sin coci y sin luz, pero nos las apañamos bien para
la comida, pues hay suficientes existencias de lo que llegó en el contenedor.
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