A media noche vino la luz y aproveché para
cargar las baterías de los aparatos que estaban vacías y luego seguí durmiendo.
Por la mañana después de la misa y la clase de lengua, fui a llevar cemento a
los que trabajan en el pozo y llovió durante todo el camino, pero a la ciudad
no llegó el chubasco.
Hablé un momento con el obispo. Sigue sin
estar en forma, pero me dice que puedo en cualquier momento visitarle, aunque
no esté en el despacho, que en casa me recibe. Veré el mejor momento para
hacerlo, así como el día.
Vienen a visitarnos dos postulantes
salesianos que van a ir al noviciado y están visitando a la familia. Comen con
nosotros y en la cena decidimos que les podemos llevar junto con los trienales
a Lungi, la otra casa salesiana donde van a estar unos días y los trienales es
allí donde van a coger el avión. Joseph se encargará del viaje.
La luz viene y se va de forma repetida. La
conexión a internet es muy débil y por momentos se va y se viene, pero por lo
menos puedo leer los correos.
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