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domingo, 16 de febrero de 2020

Hoy la visita fue en la otra dirección…


Amanece el domingo, me despierto sin necesidad de despertador, me paso un tiempo rezando y haciendo ejercicios físicos antes de lavarme un poco como los gatos, pues no tenemos agua. Hay una fuga en algún sitio y aún no hemos dado con ella. 

Después de rezar y desayunar, me pongo en ruta. Una moto me lleva a destino y llego con bastante antelación. Me hago presente, pues estamos en la casa de las monjas, pero me voy a dar una vuelta a conocer los alrededores. 

La casa que las monjas han heredado es una antigua misión de los Javerianos, con un buen número de instalaciones que ahora mismo no hacen servir las monjas, porque lo han convertido en noviciado; pero el emplazamiento es envidiable y el estar cerca del mar lo hace un paraíso, si no es por el peligro que tiene de que un día el mar se lo lleve por delante, pues estamos en un acantilado con más de cincuenta metros de desnivel con respecto a la playa y donde el terreno no es rocoso, sino tierra fácilmente movible y aquí el mar hace su trabajo eficaz y constante. 

Cerca de la misión hay una escuela católica y en el patio están jugando un partido de fútbol en el que participa buen número de gente joven. Aún no he visitado a los maestros y espero que en la semana pueda darme una vuelta para conocer a profesores y alumnos. 

En mi paseo por los contornos, doy con varias posibles sendas de descenso a la playa, pero son demasiado abruptas. Luego llego al acceso practicable y me presento en la arena. Hay actividad, pues los pescadores están a su trabajo. Veo que hay barcas que han llevado las redes mar adentro y luego, desde tierra, con ayuda de cuerdas enroscadas a los cocoteros, cobran redes y pesca, tarea muy lenta y trabajosa, pues se hace a pura fuerza y lentamente y se tira un poco cada vez. 
La playa...

Me da tiempo para ver al personal y saludar a las mujeres que están con el pescado en la orilla. Hay unas gambitas que me dan ganas de comprar, pero pensando en que luego voy a estar en la misa y que rápido empezarán a oler… prefiero dejar la operación para otro día. El resto del pescado eran peces muy pequeños y el agua en esta zona está muy, muy sucia, lo mismo que la arena…Parece ser que lo que no se filtra en la capital llega hasta aquí… Aunque pienso que sería un lugar ideal para instalar una zona turística en unos cuantos años, pues el clima es ideal en esta estación y la distancia al aeropuerto no es más de veinte minutos… Hoy el cielo estaba un tanto cubierto y la brisa desde el mar convertía la sombra en un sitio muy agradable. 
La playa  sucia..

La playa,  la gente
El camino a la playa... sucio...

A playa...

La playa y los restos..

Pescadores cobrando la red con ayuda del cocotero

La playa...la cuerda de la red... la gente...

Más playa,  más suciedad,  más gente..

Tirando de la cuerda para cobrar la red

Se tira de la cuerda... a intervalos

En estas reflexiones y vaivenes me paso el tiempo, se acerca la hora de la misa y me pongo en marcha. Un grupo de críos me viene a pedir algo de comer… Vengo a la iglesia y ya se prepara la celebración. Las monjas tienen adoración un rato antes de la misa y también rezan el rosario. Estoy presente para si la gente se quiere confesar y a la hora comenzamos la misa. 
Crío con su pesca



Les hago una sugerencia, lo que suelo decir a la gente de los pueblos. Estoy disponible, siempre que ellos quieran, y pueden contar conmigo para lo que se les ofrezca, siempre que estén dispuestos a ser constantes en la presencia y tengan deseos de hacer algo útil. La propuesta está hecha y esperaremos la reacción. 

En la homilía les he invitado a hacerse cercanos unos a otros y a vernos como amigos y les he dado tarea para la semana; además me han prometido que van a tomarse en serio la sugerencia y que me dirán lo que han hecho la próxima vez que vuelva. 

Estoy un rato hablando con una de las monjas y le digo lo que he dicho a los demás, que estoy disponible siempre que me necesiten y les parezca oportuno. Aprovecho el momento para sacar fotos de las pinturas que hay en la capilla. Algún comentario haré cuando las presente. 

Cuando salgo de la iglesia veo que hay un grupo numeroso de adultos que están sentados en uno de los lugares de reunión. Les saludo y percibo que no están acostumbrados a que el cura esté con ellos. Todo se andará. 

Me vuelve a casa otra moto. Estoy con ganas de llegar, pues el paseo que me he dado se nota y además. Ahora tengo la ropa empapada y las ganas de ponerte una nueva y seca, se hacen notar. 

Comida, siesta y tarde de retiro y oración, concluyen el día del Señor. 



16-2-20. Lungi
La entrada de la iglesia al interior...debo cerrar la puerta para sacar la foto,  si no sólo sale la luz que entra por la puerta

La otra parte de la iglesia,  la cabecera

Más de cerca... Y la luz de las ventanas no te deja ver lo que hay alrededor

El retablo de cerca

El retablo por la otra parte

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