Antonio va con Samuel a rezar pronto a Mattru y encuentran el grupo de siempre, una veintena que cada día se reúnen en un aula de la escuela ahora que no hay otro sitio, ya que el viento se llevó el tejado de donde nos reuníamos. También en el camino tenemos la misma procesión de gente trayendo leña, carbón o palos para la construcción.
Nos traen algunos datos más sobre los estudiantes en la universidad que nos ayudarán en la confección del proyecto que queremos hacer.
Por la tarde Antonio va con Donald a Matru y, mientras Donald hace catecismo con un grupito de niños, Antonio visita uno de los campamentos cerca de la iglesia, en el que no hay mutilados, sino que vive gente normal y varios conocidos que vienen a rezar con nosotros. Me ha llamado la atención la devoción con la que rezan los niños en el catecismo.
Seguimos sin luz y a la espera de que nos puedan solucionar el problema, cosa que a quien espera se le hace largo, pero también la paciencia es una virtud a practicar.
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