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martes, 2 de junio de 2015

Un comentario más sobre el mes de mayo...

¿Cuántos somos?...                                  31-5-15

Hoy hemos tenido una jornada un tanto especial en nuestros pueblos, pues hemos pedido en todos ellos que vengan a rezar juntos, los que puedan, a un pueblo central, Tikonko.
No es la primera vez que hacemos algo así, pues ya lo habíamos intentado el primero de mayo cuando les distribuimos las estatuas de María Auxiliadora, pero hoy queríamos encontrarnos de nuevo, al final del mes, para compartir la experiencia que se ha vivido durante todos y cada uno de los días del mes de mayo en los diferentes pueblos y que todos se vean y escuchen lo que ha pasado en los otros pueblos y cada uno pueda sacar sus conclusiones.
Para empezar el día está claro y radiante, lo que permite los desplazamientos a pie, cosa que hace la mayoría de los que vienen a rezar con nosotros. Después también donde nos juntamos es el sitio donde tenemos la única capilla que hemos construido nosotros y que es suficientemente grande para albergar a los que vengan.
También hay un grupo que llega en el vehículo. Son los del coro del pueblo que está en el camino de paso hacia Tikonko y que han preparado los cantos durante varios días y que con su presencia son un reclamo para los otros grupos, pues son todos jóvenes estudiantes.
Nos vamos encontrando, al principio unos pocos, luego otros más y al final hay un grupo bastante numeroso, podemos rondar las doscientas personas, lo que unido a que en la capilla hay sillas individuales, da una sensación de lleno a rebosar, algo agradable en especial para quienes tienen un poco la idea de que los católicos no somos muy numerosos…
Hemos distribuido las estatuas de María Auxiliadora al principio del mes y hemos invitado a cada pueblo a rezar el rosario por las casas del pueblo, familia por familia, de manera que se nos vea y que también tengamos la sensación de ser vistos por los otros.
Al mismo tiempo, los salesianos hemos acompañado a los que rezaban en los diferentes pueblos, haciendo que nuestra presencia sea un aliento en el camino que están recorriendo y que sientan también nuestra presencia cercana cuando rezan.
Hoy en la homilía hemos invitado a un representante de cada uno de los pueblos a venir delante y exponer lo que han vivido durante el mes de mayo y el rezo del rosario. La experiencia ha sido bonita, pues ha habido de todo, desde los grupos que rezan mañana y tarde, por la mañana en la capilla y por la tarde en las casas, a los que lo hacen sólo por la tarde y algunos aún sólo en la capilla.
Pero la cosa interesante ha sido que todos han hablado de que muchas cosas han cambiado y sobre todo el número de los que vienen a rezar, que aumenta cada día, dando una sensación de que las cosas van a más de forma imparable. Creo que era uno de los objetivos que nos proponíamos, tomar mejor conciencia de que no somos simplemente un grupito que reza en una esquina perdida de un pueblo, sino que somos unos cuantos pueblos que nos reunimos para rezar y que empezamos a ser numerosos.
Las cifras no son extraordinarias, en la reunión rondamos los doscientos que estamos presentes y en los pueblos las cifras de los que rezan están entre los cincuenta y los ochenta en cada pueblo, pero esto es mucho para ellos si se compara con lo que han vivido anteriormente, cifras mucho más reducidas.
La sensación ha sido agradable, algunos testimonios atrayentes, y el ver que desde el pueblo más alejado, quince kilómetros, tres personas, dos mujeres y un hombre, han venido a pie, durante más de tres horas, para compartir con nosotros su primera experiencia, ha sido algo bonito y alentador.
La vuelta para esos tres, ha sido en nuestro vehículo, pues ya es una buena caminata el venir. Ellos están muy contentos y al llegar al pueblo han manifestado su alegría con los demás. Para los demás ha sido a pie, como la venida, pues no tenemos otra posibilidad. Nosotros seguimos en nuestro trabajo y a la espera de que lo que hoy estamos sembrando, un día, sin tardar mucho, se resuelva en abundantes frutos. Que Don Bosco y la Auxiliadora nos guíen y acompañen en el empeño. 

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