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sábado, 25 de agosto de 2018

25 de Agosto de 2018

Sábado


Por la noche ha llovido y hace fresco que es agradable por la mañana. La adoración en la iglesia es lo primero que hago y después la misa y un rato de estar saludando a los que han venido antes de desayunar y salir hacia la cárcel para la oración.

En el camino la poli que está a la caza me paran y el poli viejo envía al joven conmigo en el coche al cuartel donde  el jefe me conoce y les dice que me dejen en paz.. El jovencito no se lo podía creer, pues además le había invitado a ir a la cárcel conmigo… Ya me había pasado otra vez con una mujer, pero las cosas se repiten y es que cada vez la poli busca cazar a alguno para ponerle una multa y… por el momento me he salvado.

La experiencia en la cárcel es muy agradable, excepto la entrada donde el poli vigilante me pide de manera muy descarada que le dé dinero, cosa que no consigue. Dentro hay gente que me conoce y los saludos son efusivos, seguidos de un rato de canto y lectura del evangelio para llegar a los testimonios de lo vivido y me llama la atención lo contentos y sonrientes que están a pesar de las dificultades que tienen.  La realidad es que se me pasa el tiempo muy rápido y tengo que acabar porque debo asistir a una reunión del consejo de la parroquia en Madonna, donde llego un poco tarde, cosa que también van haciendo los participantes. La reunión es animada y hay muchos temas y al final les pregunto por temas espirituales, que no he visto que traigan… Acabamos pensando en tener un rato de retiro en la reunión siguiente.

La lluvia nos acompaña y voy a dejar el vehículo donde le mecánico para que ajuste alguna cosa. Siempre hay algo que arreglar y las piezas a cambiar son caras, por lo que mantener un vehículo es muy caro, pero no tienes otra opción donde no hay taxis o autobuses disponibles.

Vengo a casa a la hora de comer y en la iglesia hay una boda, los que confesé ayer. Está el obispo y algún otro cura, conocidos del novio. No hay mucha gente, pero sí los coches que impiden el paso.
Mientras como y echo la siesta han venido a limpiar la habitación y a lavar la ropa… Todo en la habitación huele a humedad y una lavada cambiará el olor, pero como sigue lloviendo no hay forma de que la colada seque.

Sigue lloviendo y sigo esperando a que el vehículo venga del taller. No acaban a la hora, pero también me doy cuenta de que si llueve la gente en los pueblos no estará presente, por lo que si añadimos el estado del camino, creo que es más razonable quedarse en casa y así veo lo que pasa en la parroquia los sábados por la tarde, Visito varios grupos en particular el de los monaguillos a los que hablo un ratito y les animo a que vengan con otros amigos.

Finalmente aparece el mecánico con el vehículo y cuando le vuelo a su taller aprovecho para echar carburante… El precio del gasoil ha subido de forma increíble, pues de estar el año pasado a medio dólar, se ha puesto ahora a dólar el litro y a este paso las bicis tomarán el espacio de las motos.
De vuelta a casa me da tiempo de rezar un rato antes de la oración de la tarde y el rosario. Luego la cena y la luz del generador esperando que nos llegue la de la ciudad.


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