Después de la misa, que hemos adelantado sobre el
horario, salimos hacia Kumbrabai, un pueblo perdido en la maleza y con zonas
pantanosas para la entrada y en el que hemos construido un pozo y hoy van a
instalar la bomba para la extracción del agua.
Andreas, el encargado de los
proyectos de desarrollo, tenía que haber venido, pero como no tiene vehículo,
nos ha pedido si podemos hacernos presentes a la hora de la instalación de la
bomba y hasta allí nos hemos ido.
En el camino hemos visitado a la Clarisas misioneras en
Mile 91 y luego en Lúnsar donde tienen un gran colegio. Les hemos compartido
algunas de las cosas que llegaron en el contenedor y que todavía nos
duran.
El camino es largo. Hoy hemos hecho casi quinientos
kilómetros entre ida y vuelta y con problemas serios al final de la pista de
acceso al pueblo.
Al llegar a casa hemos visto en
internet la composición de las comunidades para el año que viene. Aquí nos viene
como superior el Padre Lionel, que estaba en Liberia, alguien ya curtido en
muchos frentes y que se encargará de la parroquia que la diócesis nos confía.
Habrá dos clérigos, uno el que está ahora y otro que vendrá más tarde. Creo que
es un comienzo nuevo y que podemos hacer un buen trabajo en dos áreas de la
diócesis, en la parroquia que se nos confía y en los pueblos que ya teníamos
encomendados. Que Dios nos dé la sabiduría y la fuerza necesarias para llevar a
cabo esta misión.
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