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domingo, 5 de julio de 2015

Vivencias del mes…de junio

Universitarios:

Nos han confiado el cuidado pastoral de los universitarios de Njala, el campus que está en Towama. Hay un buen número de estudiantes cristianos y entre ellos un grupo de católicos. Intentamos irlos reuniendo y encontrarnos con ellos por la mañana para la oración y los miércoles por la tarde para la misa, además de otros encuentros informales para deportes o eventos culturales.

Una de las cosas que me ha llamado la atención es la desorientación en la que muchos de estos estudiantes viven. El encontrarme con ellos en el pueblo donde se alojan en casas alquiladas y donde a falta de algo mejor se dedican a fumar, beber y tomar drogas, me ha hecho ver la necesidad de estar cerca de ellos y de darles alguna motivación mejor que la que tienen en la vida y así se lo he hecho ver a los que nos juntamos para la misa, que tenemos que salir al encuentro de los que están desorientados y darles ganas de vivir algo diferente de lo que están viviendo… Decirlo es fácil, llevarlo a la práctica es un camino mucho más largo y que está ante nosotros como un reto a responder. 

La estrategia es la de reunir primero a los que se dicen católicos, motivarles en el trabajo a realizar y luego salir al encuentro de esos desorientados. Creo que es un reto para cada uno de nosotros y que llevará tiempo antes de que haya reacciones, pero aquí estamos y contamos con la ayuda de Dios.

Paul

En los diversos encuentros que he tenido con jóvenes estudiantes, uno muy particular ha sido con Paul, un joven que tiene sólo los muñones de las manos, pero que se las arregla a las mil maravillas a la hora de comer, escribir o realizar las diferentes tareas que se le presentan cada día. No es de los mutilados de la guerra. Paul nació así.

Me ha dicho que quiere ser maestro y que para eso está estudiando. Le he animado en el empeño y le he prometido mi cercanía. Luego me ha dicho que es católico y le he invitado a venir a nuestros encuentros de oración, cosa que me ha prometido, pero aún no le he visto en el grupo. Pero como hay quienes le conocen, le tenemos localizado y le seguiremos el rastro.

Me ha dado muy buena impresión su tesón y sus ganas de sobreponerse a los inconvenientes con los que se encuentra en su vida ordinaria y le he felicitado por su actitud positiva y luchadora ante la vida, cosa que otros no estarían dispuestos a afrontar.

El Coche

Llegó en el contendor a principios de enero y nos costó un tiempo hacer los papeles y ponerle en circulación, pero desde entonces ha hecho un trabajo muy bueno en especial en las visitas a los pueblos en las pistas de tierra que ahora se van deteriorando con las lluvias, donde tiene más de cinco mil kilómetros recorridos.

Hacía unos días que había observado que consumía mucho más carburante que antes y no sabía cuál era la causa y como había pasado por el mecánico a cuenta de una correa, pensaba si le habían tocado alguna cosa que le hacía consumir más de lo normal hasta ahora.

Llegué a descubrir la causa del consumo cuando después de una lluvia, vi que el agua que corría por debajo del coche, llevaba también restos de gasoil, lo que me hizo ver que había alguna fuga. Llamamos al mecánico y se lo llevó el martes por la mañana. No nos dijo nada ese día y el coche durmió en el garaje. El siguiente día no tenía urgencia de utilizarle y no le prestamos demasiada atención, ya que fuimos juntos en el otro coche a rezar con los estudiantes en Towama.

El jueves el mecánico nos prometió que le iba a traer y, como Donald estaba un poco enfermo, yo fui a los pueblos con el otro coche y el susodicho durmió en el garaje a pesar de que el mecánico nos había prometido que lo traería a casa personalmente.

Fue el viernes por la mañana cuando fui en su busca que el mecánico me hizo el comentario que el cochecito le encanta, que el verle es una delicia y que disfruta simplemente con tenerle cerca… Me ha parecido un amor platónico del mecánico con el coche, pero me lo he traído para casa, pues le utilizo cada vez que voy a los pueblos y me encuentro muy a gusto con él, pues es de tamaño reducido, de bajo consumo con respecto al otro y en la pista muy fácil de conducir.

El coche es de segunda mano, un cariñoso regalo que me hicieron en Pamplona, el señor Puig, el que organiza los contenedores y a quien tengo que agradecer otras muchas cosas, entre las cuales su atención hacia nuestra misión y el empeño en buscarnos lo que nos pueda hacer falta y prepararlo para hacérnoslo llegar en un contendor. Que Dios se lo tenga en cuenta.



Nos metimos en la zanja…


Los chinos, muy presentes y activos en muchos sitios en el continente africano, también lo están en Sierra Leona, donde tienen variados proyectos, uno de los cuales está en Bo y se trata de hacer la conducción del agua para la ciudad. 

Bo es una ciudad bastante grande y el trabajo de hacer zanjas para meter las tuberías lo hacen a mano. Una legión de trabajadores se pone manos a la obra y van abriendo zanjas por las orillas de los caminos sin asfaltar y te los encuentras en varios sitios de la ciudad en el mismo trabajo.

Nuestra zona no ha sido una excepción y también nos ha tocado verles dirigiendo a las mesnadas de trabajadores que pico y pala en mano, van abriendo pacientemente el hueco para poder sepultar la tubería que nos traerá el preciado líquido que hasta ahora nosotros tenemos porque hay un pozo cerca de casa y tiene una bomba que nos la sube al depósito que llenamos cuando hay luz 

En este trabajo siempre quedan flecos, lo que significa que en cualquier sitio te encuentras con trozos de zanja en los que no han acabado de poner la tubería y que quedan abiertos por un cierto tiempo sin que nadie se preocupe demasiado por la situación, pues los viandantes y las motos, lo sortean como pueden; pero el problema se plantea cuando hay tráfico de vehículos… y algunos acaban tapando de nuevo el hueco para poder pasar.

Cerca de nuestra casa ha quedado uno de esos flecos y, como hay bastantes vehículos que pasan, han acabado por rellenar el trozo suficiente para permitir el paso de los vehículos.

Pero unos días más tarde y de forma inesperada, de nuevo han venido los trabajadores y han vuelto a abrir el boquete dejando la cosa abierta y sin ninguna señalización de forma que los vehículos que están acostumbrados a pasar se han atascado en la zanja porque está tan cerca de la desviación del camino principal que no te da tiempo a reaccionar antes de verte metido en el hoyo, y es que además no han dejado ninguna señalización para indicar que está abierto, con lo que la posibilidad de entrar en la trampa es bastante grande.

A mí me pasó en el sentido contrario. Era por la mañana, sin ser de día, y quería ir a rezar con los jóvenes de la uni. Iba tan tranquilo y convencido de la situación que entré en el hueco sin darme cuenta, pues nada había que marcara que estuviera abierto y, por otra parte, no es un agujero enorme, sino lo suficiente para que las ruedas entren.

En esta situación, esperé a que amaneciera, llamé a Donald y junto con algunos más nos fuimos hacia el vehículo que acabamos sacando del atolladero con la ayuda de las buenas voluntades que pasaban y a fuerza de empujar unos por una parte y otros haciendo de contrapeso por la otra.

Parece ser que ha habido buen número de vehículos que se han atascado en el dicho lugar y hoy, de nuevo, he visto que lo han vuelto a rellenar… Y es que aquí las cosas pasan de forma inesperada, pero al final la gente es muy práctica y cuando necesitan algo para su servicio, lo acaban organizando sin muchas complicaciones.

Esto también entra en la vida ordinaria y lo aceptas como cualquier otro percance que te pueda suceder y sales adelante con lo que se te presente y aprendes la lección práctica de cada día y le das gracias a Dios porque no te ha pasado nada malo y has podido salir del atolladero con bien.








El señor del asma

En uno de los pueblos a los que vamos hay un matrimonio bastante mayor y cuyo marido suele tener con frecuencia problemas de salud, en especial asma.

Han ido al hospital y les han prescrito no sé cuantos medicamentos, lo que les ha dejado sin dinero y en una situación muy precaria, pero que con esfuerzo van sacando adelante.

El problema se ha presentado cuando de nuevo el señor ha tenido un nuevo episodio y al no tener dinero, está en casa sin poder respirar y sin posibilidad de ir al hospital, pues aquí antes de entrar tienes que pagar por lo que te van a hacer.

Esto que describo no es nuevo. He vivido varios casos de personas que van al hospital, que reciben tratamiento y que después de un tiempo, necesitan volver a recibir el mismo tratamiento de nuevo, lo que me hace pensar en que se les está aplicando no algo para curar, sino algo para ir pasando y que tengan que volver de nuevo a recibir el tratamiento y a pagar el dinero del que no disponen.

Son una pareja que me han dicho que están dispuestos a casarse, algo que aquí muy poca gente ha hecho en la iglesia, pero que no lo hacen porque no tienen dinero y ahora me dicen que para el hospital tampoco tienen dinero, si les puedo ayudar.

El problema es que si ayudas a uno, tienes que seguir con todos los que te vengan detrás y esto se convierte en una procesión que no acaba, con lo que te conviertes en un dador de dinero que no soluciona situaciones y a quien la gente ve como quien tiene y a quien recurres cuando te hace falta.

Me armé de paciencia, esperé, consulté lo que pude y encontré entre los remedios propuestos algo natural, ajos y zumo de limón, cosa que conseguí en el mercado y que le llevé el día que voy a rezar con la gente.

Cuando unos días más tarde volví al pueblo y pasé a rezar con ellos, cosa que hago siempre que voy, el señor estaba sentado en la entrada de su casa y con rostro sonriente me dijo que ya podía respirar, que los ahogos habían desaparecido.

Juntos rezamos como los otros días y le dimos gracias a Dios que nos ha ayudado a salir de la situación y en quien confiamos que nos siga acompañando en nuestro camino y nos guíe en el momento que tenemos necesidad.



Cuando rezan lo hacen con fe

Es algo que por lo general ves en cualquiera de las personas que rezan. Puedes percibir que lo hacen con un profundo sentido de lo espiritual y que se recogen y concentran y oran con fe sincera.

Esto lo he percibido este mes en varias ocasiones. Por ejemplo, un día hablando con los universitarios, uno me dijo que era católico, pero que hacía tiempo que no practicaba. Después de hablar un rato con él, acabamos yendo a la iglesia donde nos unimos a algunos más que estaban rezando el rosario. Pude percibir con qué fe rezaba y cómo sentía lo que decía. Y la realidad es que no le he vuelto a ver, no sé si es que no está por aquí o que no viene a la iglesia, pero la experiencia es que cuando rezan lo hacen en serio y con un gran sentido de lo que es la relación con el mundo del espíritu y de Dios.

He tenido la misma sensación en un grupito de niños que estaban haciendo el catecismo en otro pueblo y cuando acabaron, el catequista, me pidió que les diera la bendición. Les sugerí que rezáramos los unos por los otros y para que Jesús nos ayudara a conocerle cada vez más a través del estudio del catecismo. 

De forma espontánea, cerraron los ojos, juntaron las manos y así fueron desgranando el padre nuestro y el avemaría, y al final recibieron la bendición. Yo quedé muy gratamente impresionado viendo la fe con la que rezaban al mismo tiempo que le daba las gracias a Dios por permitirme vivir con ellos esos momentos.


Podría seguir contando algunas más, pero creo que por ahora con estas ya es suficiente.



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