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domingo, 23 de abril de 2017

23 de Abril de 2017

Domingo

Digo la misa en casa, lo que implica que no tengo que madrugar. No he dormido muy bien, pero he tiendo tiempo para leer y rezar. Me levanto con luz, que también es de agradecer.
En la primera misa no hay mucha gente, y es que han ido a otra parroquia a un aniversario. La cosa transcurre por los cauces de la normalidad, si bien, me voy acostumbrando a caras y gestos de los asistentes. Por mi parte intento dar un tono festivo a la  celebración de la pascua en el domingo de la misericordia.
Para la segunda misa me parece que hay menos gente que de ordinario, pero a la hora de las comuniones sí que hay un buen número. El caso es que acabo la misa empapado y me cambio de ropa, porque todo chorrea.

Un plato de arroz del que  nos traen cocinado, me ayuda a reponer fuerzas y después duermo un buen rato. Por la tarde leo, estudio, rezo y doy una vuelta alrededor de la casa antes de juntarnos para rezar. Estamos sin luz y con mala conexión.

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