Por la mañana temprano le dedico un
rato a rezar y luego salimos hacia la parroquia donde Uba preside la misa y yo
le acompaño. En el camino nos encontramos con Lotar y los niños de la calle en formación camino de
la iglesia. No hay mucha gente en la misa de las ocho, pues ayer hubo
celebración y vendrán a la de más tarde. Luego acompaño a Uba a otra misa en
otra parroquia y después me da una vuelta por la ciudad, en particular
llevándome a la cima de una colina desde la que se divisa un buen panorama, que
hoy está un poco deslucido porque ha comenzado el “harmatán” y da mucha
calima.
Por
la tarde después de la siesta y leer un rato, me paso un buen rato en el patio
con los niños de la calle. Una experiencia nueva y muy interesante, el ver cómo
los asistentes están con ellos como verdaderos salesianos y la necesidad que
tienen los críos de que se les atienda.
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