Ayer algunos de los presentes en la
misa habían venido de otro pueblo, Gbaleham, y nos pidieron si podíamos ir a
celebrar la misa a su pueblo hoy… Como no teníamos prisa de volver, nos pareció
muy bien la proposición y hoy nos pusimos en ruta. Nos acompañaba la señora
Cecilia, maestra y catequista en una parroquia. Da gusto verla ensayar cantos
con los críos, que aquí son numerosos. Hoy tenemos noventa y cinco personas, de
los que cincuenta y cinco son niños. Muchos asisten a la escuela católica que
hay en el pueblo y el maestro tiene un papel importante en la vida y la oración
del pueblo.
Aquí
la iglesia, pequeñita y recoleta, también ha sido construida por la iniciativa
de la comunidad y hay un líder que ha aportado las chapas y las puertas. Se ve
que está mucho más trabajada que la de ayer, pues hay mucho más cemento en el
suelo y las paredes, y están preparando un techo falso.
Nos
viene a saludar a la iglesia el jefe de los musulmanes, cortesía que le
devolvemos a la salida de la oración y después se suma a comer con nosotros. De
nuevo arroz local con pollo y pescado, con buena salsa
picante.
Nos
despedimos, pues tenemos que volver a la capital, pero las impresiones son muy
buenas y creemos estar ante una comunidad con la que podremos hacer algo
importante, de manera particular pensamos en la escuela a la que asisten
cristianos y musulmanes de varios pueblos.
La
vuelta se nos hace mucho más corta de lo esperado, pues como es el día siguiente
a la Navidad, la carretera que están construyendo para descongestionar la ciudad
en su salida, está parada, lo que nos permite utilizarla y así ahorrarnos una
hora y media de tráfico en la entrada de la ciudad. Esperemos que pronto sea una
realidad para todos los días y podamos ahorrar tiempo y carburante en los
desplazamientos a la entrada de la capital.
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