Nos levantamos un poco más tarde
y después de las oraciones y el desayuno vamos a la cárcel, actividad que hace
poco que se ha comenzado y allí celebramos la misa con algo más de cien
internos. El ambiente es bueno y parece
que promete ser un buen servicio a la gente necesitada. Volveremos el
martes.
También estamos haciendo los trámites para la obtención
de la residencia en el país, el permiso de conducir y la inscripción en la
embajada correspondiente. Trámites en los que amablemente me acompaña Uba, el
salesiano siempre disponible y con una amplia sonrisa.
Por
la noche nos ha visitado un grupo de jóvenes de la parroquia que vienen a cantar
villancicos. Después de acabar los cantos se les ha invitado a cenar con lo que
nos habían quedado de sobras. Se lo han repartido amigablemente y todos
contentos. En esto los africanos que conozco son especialistas en saber hacer y
repartir para que haya para todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario