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sábado, 22 de octubre de 2016

22 de Octubre de 2016

Sábado

Amaneemos con luz y después de un rato de oración en la capilla voy a la otra parroquia que nos ha confiado el obispo. Segej dice la misa y concelebro. Me percato del tamaño de la iglesia y la cantidad de gente que viene: es otra parroquia con escuela incorporada.

En casa el fontanero sigue trabajando en lo del día anterior y no sé cómo vamos a acabar, pues sabe bastante menos de lo que me pensaba, pero por lo menos pone interés y tiene buena voluntad.

Voy a Mattru a visitar a un señor mayor y enfermo que no pudimos visitar el jueves y de vuelta me entretienen la colada y otras limpiezas a realizar. Da gusto ahora con la máquina de lavar, aunque para aligerar la he puesto a remojar antes de que viniera la luz.

Hoy la comida ha estado a la hora y el cocinero parece que ha hecho un buen trabajo. Después me echo un rato la siesta y antes de las tres salimos para los pueblos. El volvernos a encontrar es una experiencia muy agradable, pues te reciben con cariño y te sientes como en cas, lo que es en la realidad.

El camino sigue siendo malo, pero soportable, sólo por el hecho de encontrarte con personas que te quieren y te esperan. Cuando llegamos comienza a llover, lo que hace que la reunión de las parejas no sea tan numerosa, pero los que están hablan de la experiencia que están viviendo y percibes que muchas cosas están cambiando en los pueblos. Me acompaña Segej, que viene para conocer los pueblos y le llama la atención lo que están viviendo. Veo que después de haber trabajado calladamente durante largo tiempo, las cosas comienzan a florecer y sueño con que sea sin tardar.

Además de las experiencias positivas de las parejas, les comunico a los maestros que el plan de estudios que teníamos pensado para ellos está en marcha, pero que lo primero debo reunirme con los directores de las diferentes escuelas para comunicarlo. Están encantados y espero que también en este campo las cosas comiencen a cambiar para bien de alumnos y maestros.

Seguimos compartiendo cosas mientras también sigue la lluvia y al final tenemos que concluir porque hay catecismo en el pueblo siguiente y no quiero llegar tarde, aunque sé que no habrá ni la gente ni el ambiente que tenemos aquí y en el que nos sentimos a gusto compartiendo noticias y experiencias.

En el pueblo siguiente hay media docena contados para el catecismo. Por lo menos a los que están los recibo con amabilidad y ellos se sienten acogidos. Leemos el evangelio y lo comentamos un rato y luego, con media lluvia, vamos a una casa para el rezo del rosario. No hay una cantidad grande, pero imagino que la lluvia tiene también su parte en las ausencias.

La vuelta a casa es la batalla de siempre, pero la alegría de haberme encontrado con la gente, te hace olvidar el rato que te pasas en el camino luchando con los charcos, pues ha llovido con una cierta fuerza durante un buen rato.

En casa, después de cenar me conecto a internet y veo algunas noticias y los correos que me llegan. No me da mucho tiempo porque se va la luz, pero por lo menos lo menos he podido hacer lo que me parecía urgente.

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