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miércoles, 26 de octubre de 2016

26 de Octubre de 2016

Miércoles

He dormido mal. Quizás el calor y la humedad han contado para ello. Por lo menos he tenido el libro electrónico al lado y he leído largo rato.

Seguimos sin luz y a la luz de la linterna. Voy a Towama a decir la misa, pero hoy estamos más cerca de casa y puedo salir un poco más tarde que ayer y llegar a tiempo donde ya hay gente que me espera. Al final había una quincena. No son muchos, pero por lo menos hay un grupo que espero vaya aumentando con el tiempo.

Me paso la mañana en casa entre el fontanero, la lavadora y tender la ropa y leer y preparar para el domingo. Para la comida, el coci nos ha puesto mandioca y boniatos junto con una salsa bastante conseguida, de forma que hemos comido con agrado.

Me he echado un rato la siesta, y después el calor y la humedad juntos nos hacían estar a la sombra del ventilador hasta que han acabado cayendo unos cuantos chaparrones seguidos y el ambiente ha refrescado un poco.

El trienal está trabajando en las formas y Segej pidiendo presupuestos a los carpinteros, para darnos cuenta de que en el techo hay que actuar en todo y no se pueden empezar por partes. Joseph ha ido a estar con un señor que ha perdido un ser querido cercano y yo salgo por la tarde a rezar el rosario en los pueblos.

Me da tiempo a estar en Towama, donde hay unos cuantos adultos y también comienzan a aparecer algunos niños, pero somos una quincena. Luego voy a Balei, pues no he estado ningún día todavía con ellos y están rezando en la escuela un número aceptable, la mayoría críos, pero allí están los maestros y sus esposas. Después voy a Tikonko y, como no sé donde van a rezar, el teléfono me ayuda, si no a la primera, a la tercera.

En el camino, a la ida, nos cayó una buena lluvia. Al llegar a Balei el camino estaba seco, allí no había llovido, y al volver a Tikonko de nuevo la lluvia se desató abundante durante todo el rezo del rosario, pero al acabar el rezo la cosa ya se había calado.

Volver a casa es largo y mojado, pero contento de lo realizado, así como de los que tuvieron oportunidad de subir al vehículo cuando estaba lloviendo a jarros. Ver su sonrisa, aunque sea por la noche complicado, es algo que merece mucho la pena.

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