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domingo, 23 de octubre de 2016

23 de Octubre de 2016

Domingo

Hoy voy a decir la misa por primera vez en domingo en la parroquia. Anteriormente siempre he estado en los pueblos, pero la nueva situación hace que estando varios curas, pensemos en rotar por los diversos sitios, lo que nos permite conocer a los feligreses y que nos conozcan.

En la parroquia ha habido dos misas. La primera suele ser de los adultos y he saludado a muchas caras conocidas, pues son los que vienen a la misa a diario. También he aprovechado para conocer al resto y desearnos a todos un buen curso y un buen trabajo en la parroquia.

La segunda misa ha estado más concurrida que de costumbre, pues ha habido una sesión para los jóvenes de la diócesis en el centro de pastoral que está a nuestro lado y han participado en nuestra misa antes de reintegrarse a sus lugares de origen. Ha sido animada y participada y a la gente joven que ha venido les he invitado a participar en las actividades de sus respectivas parroquias y a ser fermento en la masa.

También se ha hecho presente para la segunda misa el anterior párroco, que aunque está muy mermado en la cuestión de movilidad, por lo menos el habla lo ha recuperado con bastante calidad, lo que nos permite comprender lo que dice, cosa que antes era complicado. Después de la misa le he llevado a su casa y le hemos dado una de las cestas que nos suelen traer con comida los parroquianos los domingos. Se ha ido contento con ella. Los otros curas han estado el uno en la parroquia secundaria y el otro en los pueblos y en la comida nos encontramos y la situación está normal en todos los lugares visitados.

Después de la siesta leo un buen rato y voy a los pueblos para el rezo del rosario. Me acompaña Christian, el tirocinante, que antes ha tenido reunión con los monaguillos. El primer pueblo que visitamos es Towama, donde hay un reducido grupo de gente en el rosario. Cuando acabamos les damos una estampa de la Virgen y la bendición y salimos hacia el pueblo siguiente donde la estatua de la Virgen está en una mesa enfrente de una casa donde se disponen a rezar. Hay una treintena de personas, la mayoría gente menuda, y hacemos lo mismo que en el pueblo anterior y vamos al siguiente donde ya han concluido el rosario. Les saludamos y sin bajarnos del vehículo volvemos a Tikonko, que empiezan el rosario un poco más tarde y con ellos rezamos en una casa. Hoy son más que ayer y también nos invitan para mañana, pero veremos lo que podemos hacer.

En casa cenamos y nos vuelve a visitar la lluvia con el consiguiente refresco que nos permitirá dormir sin sudar. Joseph viene un poco más tarde, pues ha estado en casa del jefe tradicional del barrio que es uno de nuestros parroquianos. Cambiamos impresiones mientras cena y luego nos despedimos hasta mañana.

Como acaba de venir la luz, pongo en marcha la lavadora. Hay mucha ropa que quiero lavar para quitar el olor a humedad que hay por todos los rincones. Si tarda el programa, dejaré la cosa hasta mañana.

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