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jueves, 1 de marzo de 2018

1 de Marzo de 2018

Jueves


Comenzamos bien el mes, aunque no hay luz, tampoco tengo agua en el baño y no tengo las cosas muy claras de lo que voy a hacer durante el día, pero si estamos en las manos de Dios lo mejor que podemos hacer es fiarnos de Él que sabe hacer las cosas mejor de lo que nosotros podamos imaginar.

Voy a rezar a Mattru y después de haberles pedido que reúnan los libros de bautismo, han logrado presentarme dos, que no es lo que me esperaba, pero con esto trabajo. Después de la oración en la iglesia, voy, como cada semana, a rezar en las casas de los que están interesados en casarse… Hoy el marido de la primera casa no estaba. Rezamos la mujer, su madre y la madre del marido que es musulmana. Ya nos vamos conociendo y el encuentro suele ser una alegría para todos porque la oración es algo que se aprecia y tiene valor.

En la segunda casa la mujer, musulmana, me dice que tiene dolor de cabeza. Rezamos y pido en especial por ella. Nos despide con una sonrisa. Vamos a la siguiente casa, donde el marido me conduce con interés. Su mujer está en la habitación y sale a la entrada donde rezamos juntos y les doy la bendición. Sigo a otra casa que conozco bien y el marido está indispuesto, pero con la mujer que está fajando a un crío, rezamos y pedimos por el marido.

Finalizada la procesión, entro en el coche y vengo acompañado hacia Bo, donde estoy un momento en la capilla, voy a desayunar y vuelvo a rezar hasta que a las nueve me voy a la finca donde tengo cita con alguien para recorrer los linderos, operación harto complicada en un terreno lleno de espinas y abrojos, pero quiero abrir huella de forma que cuando vengan de nuevo los topógrafos tengan el terreno expedito.

El que me va a hacer el trabajo es una buena persona, pero no habla inglés, así que a veces nos entendemos por señas. Durante casi dos horas recorremos los linderos de la finca en su parte más complicada, lo mismo en zona seca que en pantanosa. Yo que voy con un calzado cerrado y el otro, que cuando me doy cuenta, está andando descalzo por al pantano o por las piedras…

Sudé lo que quise y más, recorrí los linderos, me enteré de los sitios donde van los mojones y después volví a casa con la sensación de haber hecho algo importante para conocer mejor la tierra y las diversas zonas a limpiar para plantar moringas.

En casa seguimos sin agua y con ganas de tener una buena ducha, pero me conformo con el agua que tengo para estos momentos y el cubo y la calabaza. Después de comer y dormir un poco, entonces ya tenemos agua y lo que se disfruta cuando tienes algo que no valoras hasta que te falta… Y se me ocurre dar gracias a Dios por tener el agua a disposición y abundante.

Para las dos ya estoy en la iglesia y un buen rato de adoración es algo importante y relajante. Hoy ha venido muy poca gente. A las cinco hay una misa de acción de gracias organizada por la cáritas a una señora que ha trabajado en el hospital. Participamos en ella, viene el obispo y hay unos cuantos curas, además de un cierto número de fieles. A continuación tenemos una invitación a la cena que organizan y el ambiente es familiar y agradable. Estoy al lado de las monjas del Rosario que trabajan en diferentes campos en la ciudad y con las que tenemos muy buena amistad.
Estamos sin luz, la conexión es complicada, pero el generador nos auxilia  y el resto la paciencia lo logra.

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