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martes, 21 de junio de 2016

21 de Junio de 2016

Martes

Estamos con la luna llena y no he dormido bien, además de que estoy pendiente de ir a decir la misa a Nagoyon y después volver aquí para decirla también, pues como Joseph no está, he preferido intentar decir las dos misas, aunque esté un poco apretado de tiempo, mejor que suprimir una de ellas, pues en los pueblos la gente se va acostumbrando y son muchos los que vienen y en la parroquia, mejor tener la misa, si es posible.
En Nagoyon la gente llega con un cierto retraso, y es que también he comenzado antes que otras veces. Son numerosos y en la misa rezamos por mi hermano que hoy celebra el aniversario de ordenación. Les llama la atención cuando les digo que mi hermano es cura y una de mis hermanas religiosa y aprovecho para animarles a que también aquí haya esos modelos en la familia.
En casa llego un tanto con retraso. Aunque quiero llegar pronto, el camino se va deteriorando con la lluvia y los que van a pie, siempre agradecen que les monte en el vehículo y… prefiero tener la sonrisa de esa gente que llegar unos minutos antes para decir la misa… Cuando hago el comentario en la iglesia, la gente sonríe y eso ayuda a una celebración más familiar.
Pensaba llevar árboles a la escuela para plantar, pero los alumnos no estaban preparados para ayudarme y no podía esperar, pues tenía la misa. Por eso después de misa estaba libre, he podido desayunar con una cierta calma y tratar de encontrarme con las personas que tengo que lidiar en lo de los árboles, cosa que lleva tiempo y requiere paciencia.
Por lo menos el jefe, que no le había reconocido, a quien había saludado la semana pasada, me vino a saludar y agradecer el trabajo que hago con lo de plantar árboles, algo que a los que estaban a su alrededor les ha sorprendido. Imagino que ha visto cómo me tomo las cosas en serio y cómo quiero cambiar la vida de la gente de los pueblos.
Después de mucho esperar, logro entablar conversación con alguien que llega en una moto y que es el encargado de la zona donde tenemos la escuela. Se sorprende de ver el interés que tengo por las cosas y me promete estar presente para un encuentro con la gente el lunes, cosa que tengo que concretar con los del pueblo, pues son ellos los primeros interesados en el tema de las plantaciones y los huertos.
También aparece por allí una señora que me dice que es católica y que es asesora en el tema de las escuelas de la zona. La escucho, me sorprende lo poco que conoce de las escuelas de las que habla, pues soy yo quien le da detalles de esas escuelas y luego el agrónomo me dice que esta señora no suele estar muy presente en el terreno. Yo escucho y el lunes veremos los que estamos presentes para el encuentro.
Me interesa encontrarme en el mismo sitio todavía con otra persona, pero no aparece y me debo ir, así que esperemos que otra vez pueda encontrar a quien busco que hoy no se ha presentado en el trabajo. Es posible que tenga otros compromisos que no conozco. Por eso no puedo juzgar de su no presencia.
Está lloviendo y la circulación es difícil y los accidentes, sobre todo de las motos, son muy fáciles y es lo que ves con demasiada frecuencia cada vez que hay agua. Voy a pagar el recibo de internet… Y me dicen que no tienen conexión, que vuelva mañana… Esta sí que no me la esperaba, yo que pensaba decirles que las cosas andan flojas en cuestión de conexión… Y ellos que en la central no la tienen…
Después de comer y echarme una buena siesta, salgo para los pueblos. Primero encuentro a los maestros y veo lo que van haciendo con los árboles. Luego hay catecismo, que también está pasado por agua, pero empezó a llover cuando la gente ya había venido y por eso no ha habido faltas como cuando llueve antes de comenzar la actividad.
Después me he reunido con un grupo de jóvenes de varios pueblos para hablarles de plantar árboles. He querido hacerlo y resaltarlo para que se den cuenta de que cuento con ellos por una parte y por otra darles motivos para trabajar la tierra, pues muchas veces les falta la ilusión de hacer algo, ya que ven el campo como un castigo más que como un reto.
Estoy con ellos alrededor de una hora, pasando fotos de varios temas y respondiendo a preguntas que me hacen. No hay muchos, pero sí están presentes de varios pueblos y algunos tienen problemas con el inglés, por lo que también les animo a venir a la escuela, que tienen a los maestros disponibles.
Al acabar la reunión varios vienen a agradecerme lo que les he dicho y les animo a que se lo hagan saber a los de sus pueblos que no han venido, para que así los que no estuvieron también puedan saber algo de lo que se ha dicho y sientan ganas de plantar árboles.
El camino a casa es largo y mojado, pues ha llovido abundantemente durante un buen rato, lo que me hace tener calma y llegar a casa tarde, pero contento del encuentro con la gente de la mañana y con los jóvenes por la tarde, además del catecismo, que hay una cuarentena que viene regularmente y se preparan para recibir el bautismo.
Joseph está de vuelta, cansado y con un buen catarro. Yo me alegro de encontrarle en casa y de las noticias que me da, además de que hay luz y conexión, que me permite recibir correos y enviar noticias.


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