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martes, 28 de junio de 2016

28 de Junio de 2016

Martes

Me levanto temprano y con ilusión. Salgo a las cinco y cuarto y calculo que estaré en Nagoyon con tiempo más que suficiente para la misa, a pesar de lo mal que se está poniendo el camino, pero al entrar en la pista comienzo a oír un ruido raro en una rueda y no logro identificar la causa, por lo que llego a Towama y aparco el vehículo. Como es muy pronto prefiero llamar al mecánico un rato más tarde y rezo con la gente de Towama, que se alegran de mi presencia.
Siento no poder estar con la gente de Nagoyon porque vienen numerosos y se van a encontrar que hoy les fallo. He tratado de llamar por teléfono, pero lo que pasa siempre, o no hay conexión o no tienen batería. Logro contactar con un maestro y me promete enviar noticias a los demás, con lo que quedo un poco tranquilo. La realidad será que las noticias no les han llegado… Esperemos que el domingo les explique las cosas y a ver si no vuelve a pasar.
Después de la misa en Towama llamo al mecánico que me promete que viene, pero tarda en llegar. Por suerte no es nada grave, hay unos tornillos que se han aflojado y en cuanto los aprieta la cosa está de nuevo en marcha y voy a la escuela de Balei, pues todavía estoy a tiempo para recoger los árboles. Encuentro a los maestros, me dan unos chavales y venimos a la búsqueda de los árboles. Primero comenzamos con la burocracia de ir de unos a otros y el tiempo va pasando. Luego logro ir al vivero y hay gente dispuesta a ayudarme, con lo que cargamos con cierta presteza. Hoy han sido casi quinientos los que he puesto en el vehículo.
El camino de vuelta se hace sin problemas, pero antes paso por la oficina de la reforestación y me encuentro con el encargado de del vivero, quien me escucha un rato y me propone árboles, pero los que tiene ahora son encargados y hay quienes van a venir a buscarlos. Por lo menos he conocido a la persona con la que tengo que tratar y volveré otro momento a ver lo que puedo sacar y lo que me ofrece. He aprovechado que el vehículo estaba cargado con los anacardos para que viera que hago las cosas en serio.
En el camino me paro también en la oficina de la ong en Tikonko y quiero contactar a su jefe, pero, como de costumbre no está y me sugieren que le llame por la noche cuando esté en su casa, pues será más fácil contactarle.
En la escuela nos paramos un rato a causa de la lluvia abundante que cae antes de descargar los árboles, y aprovecho para hablar con los maestros y sugerirles que tengan los nombres de los alumnos y número de árboles que cada uno de ellos y sus padres han plantado, paro poder ver  cómo van las cosas y mostrar números a los que nos dan los árboles.
Es más tarde de la una y salí de casa esta mañana poco después de la cinco. Creo que es tiempo suficiente para el trabajo en la escuela y pienso tomarme la tarde para pensar y organizar algo para los demás encuentros que tengo con otros grupos. En casa la cosa está en calma. Después de comer duermo un poco y la tarde se cierra en lluvia, lo que va mostrando que entramos en la estación de lleno. Los arroyos están con agua y el camino se hace cada vez más penoso de recorrer, pero se puede transitar y ejercitar un poco la paciencia.
Por la noche se nos va la luz, pero tengo las baterías cargadas y logro habar con Loli a través de Skype, algo que me da alegría, pues hacía tiempo que no nos hablábamos. Me da muchas noticias de unos y otros, pues está al corriente de lo que pasa y en especial me habla de Cinkassé y Valerio a quien han ido a ver a su pueblo ahora que está de vacaciones. También intenté llamar por teléfono al de la ong, pero no hubo manera de ocnectarle.

Como no hay luz y no hay mucho donde elegir, me voy a dormir, que ahora que no hace calor se duerme bien y, estar en buena forma es importante para cualquier cosa que quieras hacer.

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