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viernes, 3 de junio de 2016

3 de junio de 2016

Viernes
Es el Sagrado Corazón de Jesús y la misa es larga y hay mucha gente, pues están presentes los de la asociación que hoy, vestidos con su traje rojo, llaman la atención de todos. Después de misa, desayuno rápido y me pongo en camino hacia la escuela.
Hay reunión de padres de alumnos de la escuela de Balei y primero reúno a los maestros y a los alumnos mayores. Vemos las imágenes de los anacardos que tengo en el ordenador y voy explicando las características y cosas que conozco de este árbol que he plantado en gran cantidad en mi tiempo de estancia en Benín.
Veo que se conoce poco este árbol, pero creo que es del interés general y espero que alumnos y padres se decidan a plantar en sus campos. Por lo menos el interés está sembrado y pienso seguir sensibilizando a cuantos pueda para que planten árboles frutales.
A la vuelta me paso por las oficinas de la ong que quiero contactar desde hace varias semanas y hoy están en otro pueblo… Por lo menos eso es lo que me dicen los que deberían trabajar y están a la espera de que alguien les lleve en vehículo a Bo, cosa que me toca…
Después de la comida y un poco de siesta, salgo hacia los pueblos, pasando por el hospital para visitar a la señora que lleva un par de semanas y para llevar a su padre de vuelta al pueblo, que le traje esta mañana.
Hoy van a tener encuentro las parejas de dos pueblos y llevo las del uno hacia el otro. El vehículo está bien cargado, pero en el poco espacio hay buen humor y también tiempo para rezar el rosario, costumbre que han introducido cada vez que nos encontramos en el vehículo de viaje a cualquier sitio.
En Cassama la primera cosa que hacemos es visitar el río, que ha comenzado a subir un poco de nivel con las lluvias caídas. Hay unas barcas que son la atracción de los visitantes, pues hasta ahora sólo había piraguas, construidas vaciando el tronco de un árbol. Las de ahora son barcas que he visto construir al borde del agua y que hoy ya están operativas. No cabe duda que es un adelanto y una suerte el poder pasar de una parte a la otra del río en condiciones un poco más aceptables.
El encuentro entre las parejas es animado, pues se presentan problemas y se le trata de aplicar soluciones. Cuando me parece que se desvían de la realidad y tratan de buscar excusas, intervengo y les hago saber que si quieren estar unidos que se lo tienen que tomar muy en serio y rezar cada día, además de preocuparse por los demás cuando hay problemas. Me lo han oído muchas veces y me parece interesante que también algunos de entre ellos se lo digan a los otros. También me ha llamado la atención la referencia a los curas que estaban antes que yo, que venían raramente y que para venir había que prepararles comida y dinero para el vehículo… Me hace ver que están viviendo algo diferente y que son conscientes de que no durará siempre… Por eso también les hablo de tener un terreno alrededor de la iglesia y plantar árboles que les permitan tener los recursos que necesiten.
En Gbalehun hoy el maestro está muy desanimado y hay poco que hacer. Por lo menos las parejas hablan a los presentes, pero la mayoría son críos de escuela primaria, por lo que después de un rato de conversación ensayamos de aprender un canto y así acabamos.
La vuelta es sin mayores problemas, pero el llevarles a su pueblo me lleva el tiempo suficiente para llegar a casa bastante tarde, aunque estoy contento del encuentro y de la experiencia de unos y otros y a la vez que le doy las gracias a Dios, le pido que me ayude en el trabajo y me dé la paciencia suficiente para saber estar con ellos y acompañarles en su recorrido de hacerse una sola carne.


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