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domingo, 5 de junio de 2016

5 de Junio de 2016

Domingo

Como cada domingo salgo temprano hacia los pueblos. Hoy hace una mañana agradable y, como llovió un poco por la noche, hace un cierto frescor, sensación agradable para comenzar el día.
No he tenido ninguna interrupción en el viaje, lo que me permita llegar temprano al Balei y la gente ya estaba dispuesta a emprender el camino a pie. Cuando han visto el vehículo se han paresurado a montar y, cuando estaba lleno, les he traído al Nagoyon, el pueblo donde celebramos la misa.
La iglesia, en tierra, es demasiado pequeña y por eso celebramos la mis afuera, lo que permita a los niños moverse con más libertad y hacer menos ruido. A pesar de ser la primera misa, la gente se hace presente con antelación, lo que me permite comenzar antes de tiempo, pues me dicen que ya están todos.
Después de la misa tenemos un momento para hablar de los árboles a plantar en la escuela por los alumnos. Parece que las cosas funcionan y que hay candidatos para plantar en varios sitios. Creo que el trabajo de sensibilizar es largo y arduo, pero que puede dar buenos resultados a largo plazo.
En Tikonko la gente se hace esperar y algunos llegan tarde. A pesar de ello el ambiente es bueno y el número aceptable. Les hago ver que si quieren plantar árboles, cosa que me han pedido, tienen que preparar la tierra, lo que quiere decir limpiar y hacer hoyos, algo que prometen alegremente, pero que pienso controlar los resultados la próxima  vez que venga. Los que me prometieron ayer su presencia, hoy no estaban… Tendré que volver a la carga de nuevo y hacerles ver que les voy a seguir de cerca.
En Towama las cosas son un poco diferentes, pues hoy la iglesia está abierta y hay quienes están dentro, pero llegada la hora, los que tienen que leer no están y hay muy pocos en el coro, además de que los presentes son escasos. En la homilía, que ya han llegado, les hago ver la situación y les pido responsabilidad a la hora de relacionarnos con Dios. Les comento que me parece raro que a las siete la gente esté antes de la hora y a las once la gente llegue tarde… Pero así son las cosas. Habrá que seguir insistiendo, teniendo paciencia y haciendo catecismo. Al final de la misa tenemos una reunión y siguen pensando en programar la peregrinación para un sábado, día en que los que trabajan están más libres, pero no han decidido la fecha.
Cuando llego a casa todavía hay algunos en la iglesia, han tenido una reunión un grupo especial y están hasta media tarde. Yo voy a comer y me echo un rato la siesta, pues la mañana ha sido larga.
Por la tarde me doy una vuelta con Joseph por el chiringuito que tienen montado en el centro de pastoral los de las escuelas que están a nuestro alrededor y nos encontramos a muchos conocidos y gente de la parroquia, que nos saludan contentos.

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