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martes, 14 de noviembre de 2017

14 de Noviembre de 2017

Martes

Día de viajes. Amanezco creo que en bastante buena forma y vamos muy pronto al aeropuerto, pues no estamos nosotros solos, otros viajan en otras direcciones. Estamos con una buena carga de libros y para empezar ya hay una caja que se ha roto y deja salir los nuevos testamentos, que acabarán siendo lo que los polis me pidan que les regale en el aeropuerto.
Tengo una docena de paquetes de libros que cuando llegamos los pesan y nos pasamos noventa y nueve kilos. El exceso de peso se paga en neyras, moneda local que no tengo… Me calculan lo que cuesta en dólares y al banco y a cambiar y lleva tiempo, pero gracias a que el cura que viene conmigo lleva el alzacuello y todos le hacen reverencias y a mí como su vicario… Hay un grupo de jóvenes que están haciendo el trabajo de los paquetes y uno me dice que él es monaguillo en una parroquia. La verdad es que nos ayudan con lo del peso, pues de otra forma nos sería imposible. Pasado el trámite de registrarnos, tengo que decir que he recibido una impresión muy buena del trabajo que se hace en el aeropuerto y tenemos un rato para descansar antes de entrar en el avión que nos llevará a Freetown con escalas en Ghana y Liberia. En el avión se repite lo mismo del climatizador, pero tengo ropa a mano y me enfundo lo necesario para no congelarme. El viaje es largo, pero nada de particular que destacar. Sí llegamos un rato más tarde de lo previsto, pero todos los paquetes están en el carro de salida y en el aeropuerto, muchos conocen al cura que viene conmigo por lo que viene delante y abre camino. Nos esperan Paul y Joseph. Nos ofrecen quedarnos en Lungi, pero es pronto y podemos hacer el viaje de día y, aunque estoy cansado, prefiero descansar en casa.
Los libros que hemos traído son el comienzo de una librería que hace tiempo tenemos en mente para poder ofrecer a los parroquianos la cercanía de la Palabra de Dios.

Cuando llegamos me encuentro muy cansado, saludo a algunos que están presentes, pero me voy directamente a la habitación y me acuesto. Estoy  tan cansado que prefiero la cama antes de cualquier otra cosa. A la hora de la cena me levanto y tomo un poco de agua, pues no tengo ganas de comer nada y con ello me vuelvo a la cama.

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