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sábado, 4 de noviembre de 2017

4 de Noviembre de 2017

Sábado
 Se me ha parado el despertador, pero creo que la fuerza de la costumbre es grande y me he despertado antes de las cinco sin mucho esfuerzo. Y además hoy tenemos luz.
Hay bastante gente a la misa, pero sigo viendo que hay muchos más adultos que jóvenes y críos, cosa que no es normal y que tendremos que sensibilizar para que vengan con los hijos o los nietos.
Después de limpiar un rato en la habitación, me voy a rezar con los de la cárcel. Les llevaba unos libros, pero no está el reverendo que es responsable y me vuelvo con ellos a casa, porque no estoy seguro de que les vayan a llegar a los destinatarios. La experiencia dentro es muy buena. Ha vuelto a hablar el que lo hizo la semana pasada y la gente le ha vuelto a aplaudir porque les gusta escuchar a alguien que les dice que pueden ser diferentes personas que él lo es ahora muy diferente de hace unos meses. Me alegra verles reaccionar positivamente a estas sugerencias y les animo a que cada uno viva su experiencia personal y nos la cuente la semana que viene.
También les he preguntado de forma improvisada que me señalen quiénes son sus amigos entre los que han venido a rezar y me llevo la agradable sorpresa de ver que salvo uno que ha llegado ayer por la tarde, todos los otros tienen alguien como amigo y esto es algo que produce mucha calma y la gente está tranquila y sosegada, aún estando en la cárcel. Por supuesto que al que no tiene amigos, le buscamos un par de ellos de inmediato y acaba sonriendo.
Tanto al salir como al entrar los guardias me piden que les dé dinero para comprar para comer… Tengo ya muchos espolones como para dejarme embaucar por los que piensan que soy novato en estas lides. Estuve en Kandi más de una docena de años yendo regularmente a la cárcel y hoy les he contado alguna experiencia que tuve y les gusta escuchar algo que les ayuda a vivir lo que están viviendo ahora.
En el camino de vuelta veo que Christopher va a la otra parroquia, pues hay una boda y después de comer y echar la siesta, antes de que Christopher vuelva, ya he salido a los pueblos para los encuentros.
El camino sigue con sus baches y zanjas, pero eso no me impide llegar con unos cuantos caminantes que cada vez que me paro, se suben con una agradable sonrisa. La reunión de los maestros ha sido la primera parte para hacerles ver que una coordinación entre escuelas es importante y que eso se hace reuniéndose los directores de las escuelas, lo que intentamos hacer cada mes el último domingo por la tarde. Después volvemos sobre el catecismo que cada uno tiene, y uno habla de la gran calidad del libro de catecismo, que ha visto que todos los temas que han tratado en la formación de los catequistas están dentro tratados con detalle. Los otros se sorprenden y yo aprovecho para hacerles ver que el catecismo es un joya que hizo el papa emérito cuando era responsable de la doctrina de la fe. Creo que esto les puede motivar para que lo aprecien más si cabe.
Para las parejas nos quedamos tres parejas justas y luego viene otra media. El ambiente es bueno, pero muy reducido. Como tenemos tiempo, sugiero que vayamos a visitar al que está enfermo y en su casa, le vemos bastante pachucho. Por los síntomas que veo me parece que pueda tener una hepatitis, pero nada le puedo decir ni tampoco sé qué medicinas darle. Intentaré buscar y enterarme para pode ayudarle.
En Tikonko me paro en la iglesia y hay un matrimonio, el catequista y su mujer. Les dejo en su casa y visito a otras dos parejas que me caen de camino antes de volver a casa. Las dos parejas me prometen estar presentes el sábado a la reunión.
En el camino que ya es por la noche, también tengo quienes me acompañan, un grupito de gente joven que va a otro pueblo. Bien contentos y sonrientes de que les ahorre una buena caminata.
En casa hay una misa de vigilia por un difunto lo que nos hace encender el generador y nos permite disfrutar un rato de la luz, que si no, no tendríamos.

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