Antonio va a rezar a Nagoyon y Bali, además de al mismo tiempo ver cómo va la recolección de arena para cimentar el pozo. Y antes de las siete de la mañana, las mujeres ya están en el trabajo y tiene preparado un buen montón en la zona pantanosa, que a cubos van transportando hacia el lugar donde se ha cavado el pozo, lo que nos permitirá el lunes comenzar el trabajo de hormigonar.
En casa tenemos reunión con Uba para tratar de los trienales y vamos a ver un banco para tratar de abrir una cuenta. Es un poco problemático el pensar en abrir cuentas, pues se piden requisitos y se cobran tasas, que a veces es caro el precio y poco el servicio.
El profesor de lengua ya está esperando cuando volvemos y Antonio tiene su clase, que poco a poco se hace más agradable al comprender mucho de lo que lee, por lo que también la cosa se hace más llevadera.
Joseph tiene ganas de conocer sitios y le llevan Kenema, y vienen bastante tarde. Después salen hacia los pueblos, hoy toca Cassama y Valehun. En general la gente está en los dos sitios. Donald ha conducido hoy y Samuel se queda a hacer oratorio en Valehun. Parece ser que la experiencia es buena.
En Cassama visitamos el río, que ha subido un poquito de nivel con la última lluvia, que ha sido abundante. El catecismo trata sobre una explicación del evangelio del día y anima a los presentes a leer cada día el evangelio en casa en familia. El número de presentes va en aumento, pero siempre hay algunos de los conocidos que vienen que no están presentes.
En Valehun ha habido partido de fútbol y los críos están mucho más sosegados en la iglesia y los maestros están ausentes, pues han sido convocados a una reunión. Esperemos que finalmente las clases comiencen el lunes.
La vuelta a casa es lenta, pues la lluvia comienza a actuar en los caminos. Celebran la misa los que no la celebraron esta mañana y cenamos, con el generador, pues la luz de la ciudad no ha venido tampoco hoy.
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