Antonio va a Valehun y a Nagoyon y Uba a Mattru y Towama. En general las cosas funcionan, pero se ve que hay sitios en los que la afluencia no es importante, cosa que se puede explicar por una cierta falta de motivación.
Por lo menos por mi parte trato de hacer lo posible para animar y motivar el que la gente acuda a las diversas actividades que se organizan. Los cuentecitos que les cuento y la moraleja correspondiente les ayuda al menos a recordar el mensaje. Otra cosa es lo que llegas y hasta donde llegas.
En la comida nos encontramos y Uba habla de la posibilidad de hacer venir a una señora que daría clases de danza a los niños del orfanato y a algunos otros. Sopesando las cosas nos parece bien el que venga y la cuestión es ir a buscarla.
Por la tarde los niños del orfanato se presentan a cenar y después tenemos oración de la tarde, momento en el que Uba reemprende el viaje hacia Lungi para buscar a la señora que vendrá a tener las sesiones de danza con los niños del orfanato y algunos otros jóvenes.
La luz se ha dignado venir hoy unas cuantas veces, pues los cortes son muy frecuentes… Pero es algo a lo que ya creemos ir acostumbrándonos, pues no se ve principio de solución cercana.
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