Y con la lluvia llegan los insectos que se cuelan por todas partes, especialmente en el momento en que por la noche hay una luz encendida. Hoy tocaba termitas y una clase de hormigas aladas, que llegan por miles.
La mañana se emplea en preparar las ceremonias de la tarde y recibir visitas. Donald va a un pueblo para organizar la cosa con los monaguillos y Antonio lo prepara en casa.
Por la tarde vamos a Tikonko, donde las cosas no están muy al día y la gente llega tarde, por lo que nos armamos de paciencia y esperamos a que vayan viniendo los de buena voluntad y comenzamos la celebración. Algunos más se suman en el transcurso y otros vienen de pueblos. No son numerosos, pero por lo menos han llegado y han participado.
En Towama las cosas sí están preparadas. Como es de noche, mucha gente se junta en torno al fuego, pero después a la hora de la procesión, se vuelven por su camino, de forma que en la iglesia estamos apretados, pero todos dentro.
También aquí llegaron las termitas y están por todos los sitios donde haya una luz que las atraiga y en número milenario alrededor de cada bombilla encendida.
La ceremonia va por los cauces normales y en dos horas hemos concluido la vigilia, sin alardes, pero con la sencillez de lo que podemos vivir y rezar juntos a Dios..
Cuando volvemos a casa vemos que Uba ha venido, pero ya se encuentra descansando y no queremos interrumpir su descanso, pues imaginamos que estará necesitado de reposo.
La experiencia nos habla de una falta de programación de las ceremonias de la semana santa que se refleja en la asistencia a ceremonias que es más bien baja y en no poder hacer mucho por falta de otros conocimientos o por la propia incompetencia. Esperemos que el año que viene las cosas vayan mejor.
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