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martes, 21 de abril de 2015

La Escuela... de vuelta

  Esta experiencia que cada año estamos acostumbrados a vivir con nuestros pequeños a principios de curso, no ha sido posible vivirla este año aquí en Sierra Leona hasta estos momentos… Y la realidad vivida es muy variopinta.
        Comencemos por decir que hemos estado sin escuela a causa de la epidemia de ébola, una situación con muchísimos matices, caras y colores y con vivencias de todos los tipos y estilos y que ha dejado una secuela de consecuencias imprevisibles, pues a los daños materiales de enfermedades y muertes, se suman los problemas económicos y sociales y, sobre todo, lo que es no tener a los alumnos en clase, algo que no sé si se puede valorar en su debido punto, pues las consecuencias y los efectos, habrá que verlos cuando den sus frutos, pues el hecho de estar sin clase, crea una sensación de abandono, que es difícil poder retomar cuando no hay una fuerte motivación…

Escuela. Una vista general d una escuela en un pueblo. Los alumnos presentes son muy pocos.

       No sé si esta motivación existe, empezando por los maestros, unos sin retribución, otros mal retribuidos, otros recibiendo salario sin ningún tipo de trabajo, y ahora volver a lo de siempre… Es una empresa nada fácil para muchos que posiblemente preferirían que esto no  volviera a empezar…
        Las cosas no van a resultar simples en general y menos para los alumnos que han estado sueltos y que no han visto lo que es un libro o leído una página durante meses y que de repente se espera que vayan a entrar en una horma, que tampoco pienso que los maestros estén dispuestos a imponer, pues la situación de la educación está en niveles muy, muy bajos en casi todos los estamentos.
       A pesar de estas perspectivas, creo que al menos en algunos, la ilusión no falta y el poder hacer algo bueno por los alumnos les mueve a trasladar montañas, aunque la cosa no se presente ni fácil, ni clara.
        Durante esta semana he estado en contacto con diversos maestros en diferentes escuelas y la primera cosa que me dicen es que el gobierno no hace nada por ellos, y parece ser la realidad, pues al comienzo de curso solían recibir unas cuantas cosas, como tizas, cuadernos y otros utensilios, pero hasta ahora no han recibido nada. Y esto lo digo de mi contacto con escuelas rurales. Creo que en las grandes ciudades algo más se ha hecho, pero no tengo datos.
        A esto hay que añadir los utensilios de control de la enfermedad, como son los termómetros, las máscaras y otros accesorios que a las escuelas les han prometido, pero que hasta ahora no han llegado.

Un maestro con el termómetro para tomar la temperatura e identificar
 posibles casos sospechosos...

        También he oído en varios sitios el comentario que como antes se ha anunciado que el ébola no acabaría antes de agosto, que los padres siguen teniendo miedo de enviar a sus hijos a la escuela por el riesgo que puede suponer una contaminación.
       La realidad es que los alumnos que han ido a la escuela esta semana, hacia un treinta por ciento de los inscritos, van a limpiar y organizar cosas y las clases en el aula no han comenzado, si no es en colegios privados, como en las Clarisas de Lunsar, donde maestros y alumnos estaban el miércoles por la mañana en su clase y trabajando con toda seriedad.
       Esperemos que la situación se pueda ir poco a poco normalizando y los alumnos puedan volver a la escuela, aunque habrá muchas niñas que lo tendrán difícil, debido a la gran cantidad de embarazos que ha habido en este tiempo sin clase, otro problema más para el gobierno y un serio desafío a la hora de afrontar una realidad tan variada, pero con tanta necesidad de encontrar una respuesta adecuada.

       Esta mañana (20 de abril) estuve en una escuela. Ya habían llegado los termómetros y los recipientes para el agua para lavarse las manos, pero los alumnos, eran incluso menos que la semana pasada y los profesores estaban desolados esperando tomar decisiones en una reunión con los padres, que también se hacen de rogar, pues el viernes estaban convocados y no vinieron… Esperemos que podamos salir cuanto antes del atolladero y que los críos puedan vivir su vida en la escuela que les prepare para un futuro mejor.

. Los alumnos y los profes y el lavamanos en primer término...

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