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sábado, 14 de octubre de 2017

14 de Octubre de 2017

Sábado

Para variar estamos sin luz y rezamos a la luz de las linternas y en la  iglesia con velas, pues ni el generador ha querido funcionar hoy. Hay un buen grupo de gente, algunos jóvenes en particular.

Me encuentro con el profesor de legua local, pero al final no llega cuando estoy disponible porque quiero ir a rezar con la gente de la cárcel, cosa que hago con un cierto retraso, pues me he encontrado con una manifestación en la calle y tocaba seguir el ritmo de los que iban caminando.

En la cárcel lo primero que he hecho ha sido buscar al reverendo que es militar y que está más o menos siguiendo la cuestión religiosa. Me le encuentro cuando iba a desayunar y lo deja para llevarme a varios de los jefes en sus respectivos despachos. Veo que me aprecia y quizás espera algo de mí, pero le hago ver que no he traído nada para ninguno, sólo el rezar con los internos. Me lleva al interior y allí estoy un buen rato con la gente que ha venido a rezar. Cantan un canto y me ofrecen la palabra. Les saludo y pregunto cuántos me conocen, pues veo caras nuevas. Me dicen que muchos han sido liberados, pero lo que les hablé hace tiempo, eso queda entre ellos. Me sorprende lo que me dicen, pero veo que es verdad a medida que me hacen ver que no hay peleas y que son amigos entre ellos. Me doy bien cuenta que es la realidad, pues les pregunto a cada uno por sus amigos y veo que es verdad lo que me dicen.

No se me ocurre más que dar gracias a Dios por lo que estoy viendo y viviendo tan de cerca, que en la cárcel el ambiente es muy sereno y que se sienten contentos con lo que están viviendo. Sí hay algo que me llama la atención: entre los feligreses hay varios pastores o líderes de grupos cristianos. No pregunto, pero imagino que es lo que suele pasar con frecuencia, asunto de robos o quedarse con dinero de los otros…

El calor aprieta y me espero lluvia para la tarde. Después de comer me echo un rato la siesta y me voy a los pueblos. En Nagoyon tenemos unos cuantos maestros con los que tengo un buen rato de charla animando a cada uno a hacer una evaluación de lo que ha vivido el curso anterior y compartirlo la semana que viene.

Con las parejas hacemos lo mismo de siempre, escuchar el evangelio. Hoy les trato de explicar lo que me dicen que no entienden; luego ellos comentan alguna cosa y hablan de la experiencia vivida en la semana, en especial dicen que se  entienden y que no se pelean, cosa que es muy de resaltar donde la moneda común es el pelearse.

Después tengo un rato de reunión con los responsables y animadores de la comunidad. La construcción y los problemas con el que les corta la madera son los temas que nos traemos entre manos. Se ve que hay ganas de hacer algo y buena voluntad. Les invito a ser pacientes y a encontrar soluciones más que a crear problemas.

Se nos ha acabado el tiempo, rezamos el rosario y vengo con gente que se apunta al viaje a Tikonko, donde voy al sitio de reunión para el rosario, pero me dicen que no han venido. Por lo menos rezo con la familia un poco y nos despedimos hasta mañana.


El camino largo y tortuoso. Además a mitad de camino me percato que ha caído la lluvia y que está bien mojado, cosa que pasa hasta llegar a casa. No tenemos luz, pero funciona el generador, lo que me permite cenar con luz y escribir la crónica ya que Internet sigue sin funcionar.

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