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domingo, 15 de octubre de 2017

15 de Octubre de 2017

Domingo

Me levanto temprano y voy a los pueblos. En casa hay la primera misa del cura que se ordenó el viernes y fiesta para todos.

El camino sigue en su estado, me lleva casi la hora completa el ir a Nagoyon donde ya hay unos cuantos preparando la iglesia. Por primera vez podemos decir que tenemos sitio para todos, sentados en los tablones que un día serán los bancos. La entrada es muy buena, más de cien, y más de la mitad son críos. El evangelio me hace pensar en los que no reciben la comunión, pues hay un grupo que están esperando y creo que hay que organizar la ceremonia cuanto antes, aunque no tengamos la iglesia acabada, pues la comunidad será diferente teniendo un buen número que comulgan.

En Tikonko también hay un grupo que están rezando el rosario y me uno a ellos. Comenzamos un poco antes de tiempo y me tomo los minutos que quedan para explicarles algo del evangelio mientras van llegando los rezagados.  Al final son casi setenta y se les ve con ganas de hacer algo, pero no sé hasta donde pueden llegar, pues son inconstantes. Me hablan de que ha comenzado un parvulario en la escuela que hay cerca y me alegro por la iniciativa, pero habrá también que dar tiempo a ver lo que dan de sí las cosas. Me sugieren cosas, pero les digo que lo hagan en le reunión que tenemos cada fin de mes, pues allí podemos escuchar y discutir algo que en caliente nos puede equivocar.

En Towama hoy tenemos lleno y bastante puntuales. La homilía viene a insistir sobre el mismo tema, pero aquí insisto mucho más en los que no comulgan. Creo que es uno de los puntos frágiles de aquí y que pasa esto porque se ha abandonado la catequesis, así que habrá que pensar en su recuperación.
Cuando llego a casa ya ha acabado la misa y están en la comida. Los curas vienen a comer a casa y los demás en el salón del centro de pastoral. Con los curas viene el obispo con quienes tenemos un rato de animada conversación.

Cuando se han ido, me echo un rato la siesta y estoy presente en la reunión que tienen los animadores del oratorio con Christopher. Son más de una veintena y se les ve interesados. Conozco a unos cuantos de entre ellos. A una cierta hora me voy a Towama para el rosario, que no ha estado muy concurrido. Me paro donde una señora que vive al lado del camino y que está enferma. Rezamos un momento y los numerosos críos van viniendo a saludarme cada vez que paro por allí.


En casa sin luz, alumbrándonos con el generador y sin conexión.

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