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lunes, 9 de octubre de 2017

9 de Octubre de 2017

Lunes

Amanecemos sin luz, pero la linterna que he traído ilumina bien la oscuridad de la habitación o de la capilla.

Digo la misa en Madonna donde hay un buen grupo con el que comparto la alegría del encuentro y me dan la bienvenida. Las lecturas son muy sugerentes para ilustrar el comportamiento que debemos tener durante el día.

Después del desayuno tenemos un buen rato de reunión comunitaria y decidimos que mañana seguiremos. Hay muchos temas que tratar y cosas que ventilar, pero la cosa está muy tranquila y distendida.

Hago limpieza, leo, llamo al fontanero porque tenemos una fuga en una tubería y le proponemos que venga regularmente a ayudarnos en la limpieza, cosa que acepta y por la que se muestra encantado. Como he visto que tiene como caja de herramientas una mochila muy deteriorada, le ofrezco una de las que yo tengo, pues mi hermana me ha traído una nueva. La acepta encantado… No sé qué pensará de mí aquella mochila que cambió de ocupación y que ha corrido tantas singladuras conmigo en la causa del evangelio, acabar ahora guardando las herramientas de un fontanero… Pero creo que basta con mirar la cara de felicidad del fontanero para saber que harán buenas migas y que tendrá un honroso destino entre las manos de Daniel.

Lavo ropa porque huele a humedad y la solución es ponerla al sol, pero hay que cuidar de que no te pille uno de los chaparrones que también suelen caer. También me llaman  para decirme que la maleta que me faltaba ha aparecido y está en la capital y que tengo que ir a buscarla… Es la diferencia, en Europa te la llevan a casa, aquí tienes que ir tú a por ella…

Cuando después de comer estoy leyendo y preparando lecturas en lengua local , me viene a ver un cura de una parroquia cercana a Bo y me habla de que tienen problemas de agua. Sobre un plano le marco los sitios en los que puede encontrar agua y para mi sorpresa me dice que uno de los sitios que he señalado ya tienen un pozo que pertenece al dispensario y que no da agua suficiente para todos. Le he marcado otro sitio que es más fácil, pero ahora me dice que no tiene la financiación. Pienso que puede buscar ayuda mejor que la gente de los pueblos.

Voy a los pueblos para el rosario. Comienzo con Towama, donde hay un grupito que va en aumento y animado por el catequista, secundado por el presidente que es un buen músico. Después voy a Balei y en el camino me acuerdo de la parábola que leímos esta mañana y recojo a los caminantes. Lo que más me agrada es ver el rostro sonriente y agradecido de los que viajan.

En Balei comenzamos nada más llegar. Ha habido lluvia no mucho antes y hay buenos charcos. Rezamos cerca de la escuela y durante el rezo ha oscurecido completamente. La vuelta a casa es larga, pero agradable el recordar la oración que hemos hecho.

Estamos sin luz. Hemos encendido un rato el generador y tengo las baterías cargadas, lo que me da la suficiente tranquilidad para afrontar un sueño sereno y fresco, pues se ha puesto a llover.


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