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domingo, 22 de abril de 2018

22 de Abril de 2018

Domingo


El despertador suena a la misma hora de todos los días, pero hoy me doy media vuelta y duermo un poco más ya que el calor no me ha dejado hacerlo tranquilo en la noche profunda. Desayuno algo de las sobras de ayer antes de salir hacia Nagoyon donde algunos ya están rezando el rosario.

La misa es familiar y así lo intento para que la gente se sienta a gusto.  Les sorprende el comentario a la homilía de hoy, uno de los cuentos extraídos de un libro que siempre me ayuda. Les invito a extender la buena noticia y a compartirla con los que están cerca. En los anuncios y después de la misa animo a la gente en el trabajo de cooperación.

En Tikonko, segunda estación, no hay mucha gente y, aunque algunos llegan tarde no por eso no celebro la misa, sino que al ejemplo del buen pastor intento estar cerca de los que lo necesiten.

Aprovecho que me da un margen de tiempo y voy a Lembema a ver cómo van con el trabajo del pozo los que lo pasaron mal el año pasado. Lo intentaron en siete sitios diferentes… Siguen en la brecha y hoy el camino está expedito.

Towama es el siguiente punto de destino y hay bastante gente, además de los que llegan tarde, que siempre tiene candidatos a llenar el puesto.

En la procesión de ofrendas, además de la colecta, traen una buena cantidad de agua en bolsas y otros pequeños detalles. Y después de misa me veo con algunos, una reunión, en la que se tratan asuntos de la construcción de la iglesia y forma de hacer los preparativos.

Llego a casa más tarde de la una y después de comer un arroz ligero, me voy a dormir que tengo cansancio, aunque también leo un buen rato.

Me levanto y salgo de nuevo para ir a ver al chófer del camión y concertar que traiga grava de Nagoyon y preparar otros viajes para dentro de unos días. Voy a Towama, encuentro a Saidu, que limpia en nuestra finca, después al líder de la comunidad y me enseña el almacén en el que guardaremos los materiales. Vuelvo a ver al chófer que me informa de lo que ha encontrado y concertamos un viaje de grava para mañana a primera hora. Llamo al mecánico que ha sido operado esta semana y no responde el teléfono, voy a ver al fontanero quien me promete que el martes estará trabajando en la tierra en compañía del que trajo la semana pasada. Contacto con el contratista de la iglesia, pero no está en casa.

Rezamos la oración de la tarde, cenamos, el generador recomienza y  nos conectamos a internet que hoy funciona un poco mejor.

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