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sábado, 15 de septiembre de 2018

15 de Septiembre de 2018

Sábado


Hoy amanecemos con luz y  dura todo el tiempo de la oración. Hay unos poquitos para la oración de la mañana, pero para la misa el número ha crecido bastante. Hay un cierto buen ambiente y trato de que sea familiar, otra cosa es lo que consiga.

Inmediatamente después de misa tengo confesiones y luego, acabado el desayuno, me voy a rezar a la cárcel, donde hoy no puedo entrar porque van a tener traslados. Por lo menos puedo sacar algunas fotos del pozo y alrededores para ver cómo poner la bomba y los paneles solares que alguien traerá desde España.

En casa hay reunión del consejo pastoral y además de comenzar con un cierto retraso, no hay mucha gente presente, pero por lo menos me da la impresión de que estamos intentando hacer un buen trabajo y los presentes participan con interés. Una comida picante se sirve a los presentes, y yo que subo a comer la que han preparado en casa, descubro que también está bien especiada.

Un rato de siesta y salida hacia los pueblos con carga que me ha puesto el catequista, una cama y otros muebles, que a lo largo del camino tortuoso nos hace bajar varias veces para ajustar la carga. Entre unas y otras cosas nos ha llevado más de hora y media el recorrido. Por lo menos hemos tenido compañía, gente a la que hemos encontrado en el camino y que está contenta de montar.

Voy con el catequista y una de las maestras de la escuela y cambiamos impresiones sobre varios temas. Parecen estar contentos de lo que han aprendido en el “colloge” y también de la sesión de catequesis a la que han asistido.

En Nagoyon hay un grupito de gente que más tarde va aumentando y aparecen  unos y otros interesados en temas varios. Lo primero que abordamos son las parejas, que  acaban siendo cuatro y entre los que han venido sin pareja hay casos en los que nos fijamos y comentamos. El ambiente es positivo y esperanzador.

Después venimos a los temas de desarrollo y trabajos en los varios sitios y quedamos de que seguiremos pensando en cómo organizarnos, pues tampoco yo tengo instrucciones precisas al respecto.

Sí que hay gente interesado y hacen preguntas variadas, lo que nos lleva mucho rato, pero no tengo prisa sabiendo que en Tikonko me esperan. Voy a Balei a llevar a la gente, pero sobre todo a visitar a uno de las parejas que está enfermo. Creo que lo agradece, en especial cuando ve un grupo numeroso rezando en torno a su casa.

Ya es de noche y vengo a  Tikonko donde me esperan tres, contados. Una pareja y otro más. Después de hablar un rato con ellos les hago ver que me esperaba la presencia de más gente y que lo que me piden, que esté con ellos, lo tienen que manifestar con su presencia, cosa que no pasa hoy. Y sin poder hacer mucho más, nos ponemos en camino con alguien que ha aprovechado el vehículo para traer dos sacos de mandioca al mercado. El camino es largo y tortuoso y llegamos a casa cerca de las nueve, creo que la tarde ha sido bien empleada y que he visto interés en unos y otros, pero habrá que clarificar posiciones y esperanzas.

Christopher está en su habitación sudando el paludismo y Joseph está fuera con un grupo de la parroquia. La cena la hago leyendo y luego como hay luz y conexión, leo las noticias y hago la crónica.

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