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domingo, 10 de julio de 2016

10 de Julio de 2016

Domingo

Suena el despertador. Tengo la sensación de haber dormido bien y estar en forma. Preparo las cosas que llevo a los pueblos y salgo lo antes posible, pues el camino es largo. Lo que antes me llevaba media hora escasa ahora es una hora, y es que el agua deteriora el camino y los agujeros son numerosos y no te permiten avanzar.
Hay ambiente de humedad y una cierta niebla. La gente va llegando, pero un poco más tarde que otras veces. Creo que es porque amenaza lluvia y está nublado lo que les hace tardar más, pero antes de la hora están presentes en buen número. Me dicen que el domingo pasado hubo más de cien en la eucaristía.
Después de la misa hay gente que me habla de plantar árboles y los maestros de cómo preparan el final del año académico en la escuela. Viendo lo difícil del camino, les sugiero tener una reunión con ellos después de la misa cuando venga el martes, que así no tengo que viajar dos veces.
En Tikonko las cosas están preparadas y la gente va viniendo con una cierta calma y retraso. Están presentes el jefe y su mujer y en la homilía hago referencia a la reunión del viernes, haciendo ver que si queremos tener una comunidad cristiana lo primero que hay que hacer es rezar juntos. Les hago ver que es la forma de tener cosas en común y de hacer cualquier actividad en grupo, pues la oración motiva a los que la hacen. Me prometen que lo van a hacer y el jefe al final de la misa les anima a que se organicen para ello.
El camino es complicado y lleva su tiempo el recorrerlo. Cuando llego a Towama es un poco más tarde que otras veces. Hay algunos que esperan, pero seguimos con el problema de los retrasos, hoy en particular la coral. Intento tomarlo con calma y no hago comentarios, pues me parece que ellos son tan conscientes como yo de la situación y entonces no merece la pena remachar un clavo que todos saben que hay que remachar.
En la vuelta a casa hay gente que se apunta a entrar en el vehículo, unos para que les acerque a su casa y otros que vienen a Bo, así que siempre estoy acompañado. Cuando llego aquí todavía no han acabado la misa, que hoy celebra uno de los que se ordenaron ayer, que tiene relación con la parroquia y hay ambiente en la iglesia, pero yo estoy cansado y con ganas de dormir, por lo que me tomo un plato del arroz que me han dado en uno de los pueblos y luego  me acuesto y duermo largo rato.
Cuando me levanto, Joseph está comiendo y le acompaña uno de los catequistas del centro de pastoral. Mientras comen les acompaño y hablamos de varios temas, hasta que alguien llama y resulta ser un señor que trabaja en los pozos, la gente que esperábamos hace días y que no sabíamos nada de ellos. Por lo que me dice, ha habido una falta de comunicación y ellos han venido y han comenzado el trabajo sin que nosotros estemos al corriente, pues quien tenía que avisarnos desde la capital no lo ha hecho.
Para mí es una sorpresa que no me esperaba, pero veo que el problema que ha habido es la falta de comunicación. Ellos han trabajado en el sitio donde les han dicho, pero nosotros no sabíamos que estaban allí. Les ha costado bastante el trabajo, pues han perforado en tres sitios distintos antes de encontrar el agua. Cuando acompaño al que ha venido al sitio donde trabajan, veo que no es donde yo había elegido, pero no les hago cambiar el emplazamiento, pues aunque hay menos agua, es suficiente para las necesidades de la escuela y el lugar que tienen es mejor que el que yo había previsto, pues está un poco retirado del centro por donde todos pasan.
Recobrado de la sorpresa de tener a los de los pozos, les acompaño para ver otro sitio donde hay una bomba que reparar y planificamos la ida a los pueblos para dos días después, con lo que les dejo en su trabajo y me vuelvo a casa.

Tenemos luz y organizo las cosas. Lavo los platos que se ha acumulado en la fregadera y voy a rezar, mientras Joseph, que es forofo del fútbol va a ver el partido de la final de copa europea. La luz se va y, después de estar un rato leyendo con la linterna y ver que no hay conexión, me voy a dormir, esperando mejores momentos, por si la luz viene, cosa que sucede y me permite poner al día la crónica y cargar las baterías.

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