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martes, 19 de julio de 2016

19 de Julio de 2016

Martes

Hemos pasado la noche sin luz y así estamos por la mañana. Ha llovido por la noche y sigue lloviendo ahora. Voy temprano a rezar con la gente de Nagoyon. Están a la hora y son muchos. Después tengo un rato de reunión con los maestros en la escuela y les hablo de la motivación en ellos y en los alumnos. Me siguen con interés y me dicen que es importante lo que les digo y que les ayudará en su trabajo. Volvemos sobre el tema de la titulación y les digo que espero que el colegio en Bo esté operativo y sea reconocido de forma que nos pueda hacer el servicio que esperamos.
Cada vez hay más gente que intenta entrar en el vehículo. Hoy estaba a rebosar y donde unos se bajan, otros intentan subir, y es que en las lluvias las motos son difíciles de encontrar y todos aprovechan el vehículo que pasa.
En el viaje de regreso, me paso por el sitio en el que trabajan los del pozo. Allí están con la tarea casi acabada y con la disposición para el trabajo que hacen, algo muy de agradecer en esta situación en la que encontrar gente que trabaje en equipo no es lo normal de cada día.
En casa están a punto de salir los que van de viaje, Joseph, los trienales y los postulantes, con lo que me dejan solo y aprovecho para poner cosas en orden y después de la comida y la siesta darme una vuelta por los alrededores y recogerme en cuanto empieza la lluvia, que de forma intermitente nos acompaña por la tarde.
Tengo tiempo para organizarme, leer, rezar y recibir a quien me viene a visitar, en particular un catequista con quien he estado largo rato hablando. Poco a poco voy intentando comprender la forma de ser de la gente de aquí y no sólo su ser, sino también su forma de actuar, que a veces no te resulta lógica y pienso que la experiencia de la guerra ha cambiado muchas cosas y que tengo que tener paciencia y comprensión con ellos. Imagino que también ellos la tendrán que tener conmigo…


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