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viernes, 15 de julio de 2016

15 de Julio de 2016

Viernes

Por la noche hubo un rato la luz, pero luego se fue y amanecimos a oscuras y con el generador durante la misa. El profe hoy estaba presente en la misa y nos encontramos un rato después para recuperar lo que el lunes no tuvimos. Se muestra contento de ver que progreso en la lectura. Como no estuvo el otro día, he hecho el trabajo yo solo y, aunque algunas palabras el acento no está en su sitio, por lo menos hay muchas que sí pronuncio bien y me felicita.
Joseph sigue con reuniones y visitas y yo contacto con el obispo, pues hay cosas para consultarle y me dice que no estará en el despacho, que tiene malaria. Le prometo que la gente en los pueblos rezará por él y me lo agradece.
Hay alguien que ha muerto en un pueblo y le quieren enterrar al lado de la iglesia, pues es él quien ha dado el terreno y el que la ha construido. El obispo me dice que la opción es enterrar en el cementerio y con la experiencia del ébola parece  ser que es decisión conjunta que se respete y que todos lo hagan. Me viene a ver el cura de una parroquia de aquí de la ciudad y veo que el finado vivía y trabajaba en su parroquia, por lo que le sugiero que sea él quien haga lo que mejor le parezca al respecto en el entierro, con lo que me libro de la preocupación.
Viene a visitarme Marta, la cooperante que trabaja en la capital y que ha venido a darse una vuelta el fin de semana con algunos conocidos. Hablamos un rato. Tienen sus planes y quieren venir a los pueblos, pero me parece que quieren muchas cosas para poco tiempo. Les digo que estoy disponible y encantado de que me aocmpañen, pero al final encuentran mejores opciones.
Voy a los pueblos y salgo antes para ir donde los de los pozos que me esperan. En Tikonko han ocupado la iglesia y los aledaños con los materiales que han traído y esperan que les marque el sitio para comenzar. En cuanto llego y les indico el sitio, empiezan el trabajo. Como no tengo prisa, estoy más de una hora con ellos y a la vez que veo y aprendo lo que hacen, también les agrada el que esté con ellos y que comparta mi experiencia del trabajo en pozos.
Voy luego a Cassama. Llego un rato antes y me doy una vuelta por las casas de los conocidos y voy a ver el río, que sigue subiendo, pero aún le falta mucho para llegar a su nivel del mes de julio de otros años.
Las parejas van llegando y algunos me dicen que tienen que estar en los campos porque si no los pájaros se comen las semillas que han plantado y por eso no pueden venir pronto. Es una realidad que viven y que cada año se repite y no veo que tenga una solución fácil.
Hay una mujer que he visitado y que me ha dicho que no va a venir porque tiene que cocinar. Su marido, una muy buena persona, es paciente y aguanta, pero cuando estamos en plena reunión, les digo que vamos a ir a la casa de la que no ha venido. Y al principio no se lo creen, pero cuando me ven que tengo la mochila y que salgo de la escuela, me siguen, yo creo, que sin mucha convicción.
En casa de la señora todos se acomodan como pueden y animo a las otras mujeres a que le hablen y le digan que ellas también tienen que cocinar y hacer sus labores y que han tenido tiempo para acompañar a los maridos a la reunión. Ella se muestra un poco sorprendida y promete que la semana que viene estará presente en la reunión. Esperemos que sea realidad, pues no es la primera vez que la visitamos por el mismo motivo.
Me voy y les dejo en plena conversación con la señora, pues se me hace tarde para el pueblo siguiente. Hay quienes me piden que les lleve en el vehículo y vamos al otro pueblo, donde pasar un puente es bastante arriesgado, pero no tengo ningún inconveniente en el paso.
En Gbalehun, el pueblo de donde es el hombre que ha muerto, la gente no tiene prisa y esperamos un rato. Han venido algunos críos y luego se suman varios adultos, y algunos que han venido por la invitación de otros que me han prometido que lo iban a hacer la semana pasada y lo han hecho esta. Les animo a seguir haciéndolo y seguir viniendo.

Rezamos de una manera especial por el señor que ha fallecido y por su familia y seguidamente emprendo el camino de regreso acompañado de algunos que vienen hasta Bo y aumentando con los que encontramos a esa hora tardía en el camino y que vienen del campo. Es largo por el mal estado, pero sin novedad llego a casa sano y salvo y hablo un poco con Joseph y luego nos vamos a dormir, pues seguimos con día largo para mañana.

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