La lluvia ha caído durante la noche y
sigue cayendo cuando voy a Mattru, el pueblo al que voy a rezar los jueves. Hay
poca gente a cuenta de la lluvia; por lo menos es la disculpa que me dan.
Rezamos por el que enterramos ayer y me dan una lista de personas dispuestas a
hacer el catecismo, pero que no están presentes, por lo que seguiremos
esperando.
Hoy con la lluvia la procesión de los que
viene con leña y carbón se ha retrasado y me los encuentro a la vuelta. Es algo
que me hace daño el ver a esta gente, pero también es algo que no puedo
solucionar si ellos no colaboran y, paciencia es lo que debo seguir teniendo.
En casa, después del desayuno, hago un rato
de limpieza y me voy a la iglesia, es el día de la adoración y estoy disponible
rezando, para los que vienen a confesarse. Por la mañana hay poco movimiento.
Por la tarde hay un grupo que reza y algunos aparecen, hoy hasta un crío que
cuando le hablo me dice que es musulmán, pero que está con su tía y viene para
pedirme que rece por él. Hablamos un rato y acabamos siendo amigos.
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