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martes, 12 de julio de 2016

12 de Julio de 2016

Martes

Está lloviendo y puedo sentir el ruido del agua en las chapas del techo. Pienso en el camino que me espera hasta Nagoyon que es complicado de recorrer con agua y salgo cuanto antes para no llegar tarde. Joseph dirá la misa aquí en casa.
Para mi sorpresa, después de unos pocos kilómetros, la lluvia ha cesado y se puede hacer el camino con cierta soltura, por lo que llego antes de la hora a destino. Hay unos cuantos rezando el rosario y otros se van sumando y al final el grupo es numeroso, como cada martes hay gente que llega de varios pueblos de los alrededores.
Después de misa vamos a la escuela, donde me acompañan los maestros con los que tengo un buen rato de conversación hablando de lo que ha pasado durante el curso, de las actividades realizadas y de las muchas que nos quedan por hacer. Intento motivarles en lo que hacen y ayudarles a ver que es la mejor forma de tomar en serio el trabajo que hacen y dar lo mejor que tienen a los alumnos.
Entre los diversos problemas que tienen uno es el no estar titulados. Les digo que busco la forma para que el año que viene puedan comenzar a ir a una formación para obtener el título que les falta. Esto les anima y sus intervenciones son positivas y entusiastas. Espero que el colegio universitario que intentan abrir en Bo esté disponible y podamos hacer aquí el trabajo que de otra forma sería muy complicado de hacer lejos.
Además de la cuestión del título, hay otras cosas que echan en falta, entre ellas mobiliario escolar. Les digo que estoy de acuerdo, que es una cosa importante y que daremos los pasos para conseguirlo; pero también les hago ver que hemos conseguido unas cuantas cosas importantes en la escuela y que no se puede pensar en tenerlo todo al mismo tiempo, pues no es positivo porque acabarían por no dar valor a lo que vamos consiguiendo poco a poco.
Los alumnos van llegando y traen los machetes porque hoy van a trabajar en el terreno. Cada vez hay más ruido fuera de la escuela y es complicado entenderse. Les digo que tendremos tiempo de reunirnos de nuevo este mes y que seguiremos viendo cosas que se pueden hacer y que tenemos que prever para el comienzo del nuevo curso.
Las intervenciones que tienen son para darme las gracias por el trabajo que estamos haciendo en la escuela y lo que les ayudamos, además de sentirse muy animados con lo de la obtención del título que les falta. Les digo que el título es importante, que aunque no les dé un puesto de trabajo asegurado, que por lo menos pueden optar a obtenerlo, cosa que sin el título no lo podrían intentar nunca.
Al finalizar, hay un montón que quieren aprovechar el vehículo para viajar y todos los que pueden entran. También en el camino hay más gente que viaja y a la que tratamos de encontrar un sitio, en particular algunos que van al dispensario.
En Tikonko de nuevo intento encontrarme con la ong que hace tiempo que estoy siguiendo y tampoco está la persona a la que quiero ver. Habrá que seguir teniendo paciencia y no cansarse, pues me parece importante el poder colaborar con quienes están operando en la zona y con objetivos muy parecidos o iguales.
El camino hasta casa sigue siendo largo y con gente que se apunta a viajar y llego a media mañana. La sensación es de haber hecho un largo trecho de camino y me siento cansado  por lo que me tomo un rato de descanso leyendo y rezando.
Con Joseph, que ha tenido una misa con alumnos de otra escuela y acaba de terminar, tengo un rato de reunión. Hay varios temas que tenemos que aclarar y ponernos de acuerdo y seguimos buscando la fórmula de ver cómo hacer con los trienales que se van y ahora están de vacaciones y con los salesianos nuevos que llegan.
Más tarde llegan los que trabajan en los pozos y un técnico nos explica lo complicado de rehacer algo en el sitio donde hay un pozo con la bomba estropeada. Nos sugiere mejor buscar un nuevo emplazamiento y nos pasamos un rato pensando en ello y, como el sitio en el que vamos a hacer el pozo está cerca de casa, vamos sobre el terreno para ver de marcar el lugar preciso. Hay dos sitios posibles y elegimos el que nos parece más fácil de perforar y mejor situado para los alumnos de la escuela.
En la comida tenemos el pescado que nos trajeron ayer y seguimos comentando lo que nos depara la realidad de cada día y pensando en la forma de hacer frente a lo que tenemos delante y que nos pide respuesta y seguimos tomando las cosas con calma y rezando.

La tarde se pasa entre lluvia y gente que viene por una cosa o por otra. La luz se va y la conexión a internet es tan mala que sólo en algunos momentos pasan los mensajes. 

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