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viernes, 22 de julio de 2016

22 de Julio de 2016

Viernes

Amanecemos sin luz y la lluvia nos acompaña, lo que hace que poca gente venga a la misa, incluso el profe me deja sin clase, pero lo comprendo, pues viene de lejos y la lluvia es algo molesto, sobre todo cuando como ahora, suele ser torrencial.
En casa después de desayuno estudio un rato y luego organizo un almacén. La comida que nos queda hay que repartirla y ver la mejor manera de hacerlo a quien lo necesita de verdad. Seguimos apañándonoslas para la comida, pues no tenemos coci, pero siempre hay latas o botes de conservas que son una solución fácil y rápida.
Por la tarde voy a los pueblos, hoy el más alejado y como el camino se deteriora con las lluvia, me lleva casi dos horas el recorrerlo, aunque siempre acompañado, pues en el camino siempre hay gente que agradece el que les lleves.
Me doy una vuelta por el pueblo saludando a unos y otros, llego hasta el río, que aún no ha subido de volumen como l estaba el año pasado para estas fechas y la reunión de las parejas es un continuo decirles que tienen que rezar juntos, que  no hay forma de avanzar si no se hace así y, aunque les hago ver a cada uno su situación, no me parece que llegan a enterarse de lo que les digo, así que deberé seguir teniendo paciencia.
En Gbalehun hay poca gente, menos de la que había la semana pasada que me prometieron que iban a venir con alguno más. El miércoles enterraron junto a la iglesia al señor que la había financiado y hoy seguimos rezando por él. Al final pedimos a la Virgen con una decena del rosario, que nos dé luz en lo que tenemos que hacer todos.

El camino de vuelta es laborioso, pues aunque no llueve, nos lleva hora y media recorrer quince kilómetros. Es de noche y sigue habiendo gente en el camino y contentos de que se les lleve un trozo del camino en el vehículo. Llego a casa más tarde de las diez.

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