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sábado, 14 de enero de 2017

14 de Enero de 2017

Sábado

No he dormido mucho, pero por lo menos he aprovechado bien el tiempo. No me he parado a leer como otras noches. El despertador ha sonado y me he puesto con rapidez en marcha para estar cuanto antes en la iglesia. Hay un grupo que duerme, otros rezan el rosario marchando entre los pasillos de los bancos.

Después de una hora ya se van poniendo todos en línea y nos ambientan para la misa con música y cantos. Otros más se van sumando y hoy parece que tenemos muchos, el doble de los que suelen venir otros días. Hay buen ambiente.

Después de desayunar me paso largo rato limpiando. El polvo es una realidad que se acumula y que no te libras de él. Tenemos tiempo seco y una carretera sin asfaltar en frente de casa, con lo que tenemos polvo asegurado todo el tiempo.

Sigo preparando las lecturas, en particular el evangelio que pienso leer mañana en la iglesia y me lleva tiempo, pero cada vez me siento más seguro en la lectura de la lengua y el secreto es siempre el mismo: dedicarle tiempo.

Voy pronto a los pueblos, espero una reunión con los maestros de Balei que no llegan a tiempo, lo mismo que los otros maestros a poner en común el trabajo que han hecho durante la semana y, tener paciencia es fundamental, así como saber esperar que vayan llegando las cosas. Al final casi todos los maestros están y el trabajo se va organizando. Yo también he olvidado los libros de catecismo que pensaba llevarles, se me han quedado encima de la mesa… Todo se junta… Al final la reunión de parejas acaba siendo algo interesante, aunque haya la mitad de parejas que la semana pasada. Las que están participan y hay buen ambiente y la comunicación es fácil.

También había ido para ver el trabajo que van haciendo en el terreno de la iglesia y veo que han trabajado, pero mucho menos de lo que me esperaba y también aquí hay que tener paciencia, pues llegan hasta donde llegan, y a quien es el líder del grupo le he visto cansado del trabajo que ha hecho incluso hoy… Y seguimos esperando que acaben el trabajo y que podamos proponer otras metas.

En Tikonko hay un grupo de gente en el catecismo, que empiezo como otras veces leyendo el evangelio, pero que acabamos tratando los problemas que tiene la comunidad y a los que cada vez van siendo más conscientes y también a mí me van viendo cercano a ellos, pues a todos y cada uno de los presentes les he podido preguntar cuántas veces he estado con ellos en su casa rezando y todos han visto que es la verdad, que me acerco a ellos y han reaccionado de forma positiva. Esperemos que dure.

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