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viernes, 6 de enero de 2017

6 de Enero de 2017

Viernes

Nos levantamos con luz y también después de la oración voy a decir misa a Madonna. Hoy hay más gente que ayer y, como me han presentado el misal en mende, he dicho la misa en su lengua, cosa que les ha gustado y me lo agradecen al final. No se esperaban que pudiera decir la misa en su lengua.

Después del desayuno voy a saludar a los maestros y a estar con ellos para el comienzo de las clases. Sé que van a terminar antes de lo previsto y les propongo que nos encontremos antes de que les lleve a sus pueblos.

Voy con Joseph en un momento a saludar al obispo y a presentarle algunas cosas que tenemos entre manos. Está contento de nuestro trabajo y se le ve que acaba de salir de un paludismo, pero siempre está sonriente y agradecido.

Hay una misa de acción de gracias aquí en la iglesia de los que trabajan en la cáritas diocesana presidida por el obispo de Kenema y después viene a almorzar con nosotros. Se siente a gusto en la comida y comenta que también en la misa le ha pasado lo mismo.

Cuando acabamos de comer los maestros se presentan y tenemos un rato de reunión para evaluar lo que han vivido estas tres semanas. El resultado es positivo y los comentarios favorables. También intento que distribuyan el trabajo que les han dado, que tienen que hacer para cuando vuelvan la próxima vez. Aquí las cosas son un poco más lentas, pues no tienen costumbre de hacerlo y soy yo quien tiene que ir dando ideas y tomando iniciativas. Espero que la próxima reunión vean el resultado del trabajar en equipo y se animen.

El vehículo está lleno y ellos contentos de volver a casa. Les llevo a sus pueblos antes de ir a Cassama, lo que me hace recorrer kilómetros y pistas no en muy buen estado, pero también estoy contento de hacerles este servicio, ya que ellos también han colaborado con su trabajo.

En Cassama voy a rezar a casa de una señora, que hoy ha ido a un entierro a otro pueblo, pero todos saben que la semana pasada no vino a rezar y siempre que hay algo así, suelo ir a rezar a la casa de los ausentes y también los que antes no estaban muy contentos con el gesto, se van acostumbrando.

En Gbalehun hay muy poca gente, pues también tienen una ceremonia tradicional las mujeres y al lado de la procesión de danzantes, algunos con máscaras, otros bien pintados, hay toda una tropa de admiradores que hoy no vienen a rezar con nosotros.

Lo mismo que he ido con el vehículo cargado, también he vuelto con gente que venía a Bo, y es que cada vez más aprovechan que paso por los pueblos y ya cuentan con que les lleve de viaje, siempre que haya sitio, pues llegan momentos en que no se cabe más… Y eso que aquí para llegar a eso, tienen que ser muchos.

Estoy cansado y con hambre. Al mediodía no comí mucho y ahora tengo hambre, pero un buen plato de arroz me deja satisfecho y así puedo trabajar un buen rato antes de ir a dormir.

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