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martes, 17 de enero de 2017

17 de Enero de 2017

Martes

Voy a decir la misa a Nagoyon, donde la gente ya estaba rezando el rosario, y es que hoy he llegado menos temprano que otras veces porque ha habido viajeros en el camino. 

La misa ha sido concurrida y al final he tenido un momento de reunión con los maestros de la escuela y me han dicho que su escuela no entra en el programa del gobierno de ayuda alimentaria. Alguien me había asegurado que eran todas, pero veo que no es cierto.

Vengo con el vehículo cargado de mercancías y personal. Hoy ha habido bastantes que no han podido entrar por falta de sitio, y es que hay días que parece que todos se apuntan. 

Me he parado un rato en el terreno que tenemos en Towama y he visto con dos de los que venían la situación para pensar de comenzar la limpieza… Trabajo inmenso, pues estamos hablando de un terreno de más de quince hectáreas.

Cuando llego a la ciudad ayudo a llevar las mercancías a destino, pues son gente muy cercana los que han metido cosas hoy y pienso en volver a ver el catecismo y al mismo tiempo llevar víveres a la escuela para que no se sientan discriminados de los otros alumnos.

Los que esta mañana acompañé a destino, por la tarde me ayudan a cargar los víveres para la escuela, pues son unos cuantos paquetes y sin mayor novedad hacemos el viaje a la escuela. En el camino siempre hay viajeros encantados de ponerse encima de los víveres y recorrer el polvoriento camino en la furgoneta, que por lo menos mejor que a pie ya es. 

Los críos siempre están presentes y vienen a saludarnos. Descargamos los alimentos, me doy una vuelta por las casas saludando a la gente, veo el comienzo del catecismo y me ha llamado la atención que cuando les he preguntado por la edad, no saben decirme cuántos años tiene, críos entre ocho y quince años… Luego voy a Nagoyon donde tienen catecismo los adultos, pero hoy vienen con retraso.

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